Página 184 - Mensajes para los J

Basic HTML Version

Capítulo 57—Fijarse una norma elevada
Dios desea que aprovechemos toda oportunidad de prepararnos
para su obra. Espera que dediquemos todas nuestras energías a
realizar dicha obra, y que mantengamos nuestro corazón susceptible
a su carácter tan sagrado y a sus temibles responsabilidades.
Muchos que son aptos para hacer una obra excelente, logran muy
poco porque a poco aspiran. Miles de cristianos pasan la vida como
si no tuvieran un gran fin que perseguir, ni un alto ideal que alcanzar.
Una causa de ello es lo poco en que se estiman. Cristo dio un precio
infinito por nosotros, y quiere que estimemos nuestro propio valor
en conformidad con dicho precio.
No se den por satisfechos con alcanzar un bajo nivel. No somos
lo que podríamos ser, ni lo que Dios quiere que seamos. Dios no
nos ha dado las facultades racionales para que permanezcan ociosas,
ni para que las pervirtamos en la persecución de fines terrenales y
mezquinos, sino para que sean desarrolladas hasta lo sumo, refinadas,
ennoblecidas y empleadas en hacer progresar los intereses de su
reino.
Mantener la personalidad
Nadie debe consentir en ser una mera máquina, accionada por
la inteligencia de otro hombre. Dios nos ha dado capacidad para
pensar y obrar, y actuando con cuidado, buscando en Dios nuestra
sabiduría, llegaremos a estar en condición de llevar nuestras cargas.
Obren con la personalidad que Dios les ha dado. No sean la sombra
de otra persona. Cuenten con que el Señor obrará en ustedes, con
ustedes y por medio de ustedes.
No piensen nunca que ya han aprendido bastante, y que pueden
flaquear en sus esfuerzos. La mente cultivada es la medida del hom-
bre. La educación de ustedes debe proseguir durante toda la vida;
cada día deben aprender algo y poner en práctica el conocimiento
adquirido.
180