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Mensajes para los Jóvenes
La imbecilidad prevalece en un grado temible. El pecado se hace
atrayente bajo el manto de luz con que Satanás lo cubre, y él se
complace en retener el mundo cristiano en sus hábitos diarios bajo
la tiranía de las costumbres, como los paganos, y gobernado por el
apetito.
La intemperancia degrada
Si los hombres y las mujeres inteligentes tienen sus facultades
morales entorpecidas por cualquier clase de intemperancia, son poco
superiores a los paganos en muchos de sus hábitos. Satanás desvía
constantemente a la gente de la luz salvadora hacia las costumbres
y la moda, sin tener en cuenta su salud física, moral y mental. El
gran enemigo sabe que si predominan el apetito y la pasión, se
sacrifican la salud del cuerpo y la fuerza del intelecto en el altar de
la satisfacción de los apetitos, y el hombre es llevado a una rápida
ruina. Si el intelecto iluminado lleva las riendas, dominando las
propensiones animales y manteniéndolas sujetas a las facultades
morales, Satanás sabe que es pequeño su poder para vencer con sus
tentaciones [...].
Una buena parte del mundo cristiano carece del derecho de
llamarse cristiano. Sus hábitos, su extravagancia, el trato general de
su cuerpo, violan la ley física y son contrarios a la norma bíblica.
Ellos mismos, con su curso de vida, se están acarreando sufrimiento
físico y debilidad moral y mental.—
The Review and Herald, 8 de
septiembre de 1874
.
El dominio propio es un deber
El cuerpo tiene que ser puesto en sujeción. Las facultades supe-
riores de nuestro ser deben gobernar. Las pasiones han de obedecer
a la voluntad, que a su vez ha de obedecer a Dios. El poder soberano
de la razón, santificado por la gracia divina, debe dominar en nuestra
vida.
Las exigencias de Dios deben estamparse en la conciencia. Hom-
bres y mujeres deben despertar y sentir su obligación de dominarse
a sí mismos, su necesidad de ser puros y libertados de todo apetito
depravante y de todo hábito perverso. Han de reconocer que todas