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Capítulo 76—La insignia de la nobleza
Durante los tres años de adiestramiento, Daniel y sus compañeros
mantuvieron sus hábitos de moderación, su lealtad a Dios y su
dependencia constante de su poder. Cuando llegó el momento en que
el rey puso a prueba su capacidad y sus adelantos, fueron examinados
junto con otros candidatos para el servicio del reino. Pero “entre
todos no fue hallado otro como Daniel, Ananías, Misael y Azarías”
Su penetrante percepción, su lenguaje escogido y preciso, su vasto
conocimiento, daban testimonio de la fuerza intacta y del vigor de
su potencia mental. Por causa de estos hechos estuvieron delante
del rey. “En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey los
consultó, los encontró diez veces mejores que todos los magos y
astrólogos que había en todo su reino”
Dios honra siempre la rectitud. En Babilonia se hallaban reuni-
dos los más promisorios jóvenes de todos los países sometidos al
gran conquistador y, sin embargo, entre todos ellos no tenían rival
los cautivos hebreos.
La forma erguida, firme, el paso elástico, el rostro bello, los
sentidos despiertos, el aliento sin contaminar, constituían la insignia
de la nobleza con que la naturaleza honra a los que son obedientes a
sus leyes.
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Efectos de los hábitos físicos sobre la mente
Haríamos bien en meditar en la lección que aquí se presenta.
La estricta obediencia de los requerimientos de la Biblia será una
bendición, tanto para el cuerpo como para el espíritu. Los frutos del
Espíritu no consisten solamente en amor, paz y gozo, sino también
en temperancia. Se nos manda que no contaminemos nuestro cuerpo,
pues es templo del Espíritu Santo.
Los cautivos hebreos eran hombres de pasiones semejantes a
las nuestras. Se mantuvieron firmes en medio de las seductoras
influencias de la lujosa corte de Babilonia. Los jóvenes de hoy en día
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