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Capítulo 79—Nuestra actitud en la oración
Tanto en el culto en público como en privado, es nuestro privile-
gio doblegar las rodillas ante el Señor cuando le ofrecemos nuestras
peticiones. Jesús, nuestro modelo, “puesto de rodillas oró”
Acerca
de sus discípulos está registrado que también oraban “puestos de
rodillas”
Pablo declaró: “Doblo mis rodillas ante el Padre de nues-
tro Señor Jesucristo”
Al confesar ante Dios los pecados de Israel,
Esdras estaba de rodillas
Daniel, “tres veces al día se arrodillaba, y
oraba y daba gracias a Dios”
La verdadera reverencia hacia Dios es inspirada por un senti-
miento de su grandeza infinita y de su presencia. Y cada corazón
debe quedar profundamente impresionado por este sentimiento de
lo invisible. La hora y el lugar de oración son sagrados, porque Dios
está allí; y al manifestarse la reverencia en la actitud y la conducta,
se ahondará el sentimiento que inspira. “Santo y pavoroso es su
Nombre”
declara el salmista. Los ángeles se velan el rostro cuan-
do pronuncian su nombre. ¡Con qué reverencia, pues, deberíamos
nosotros, que somos caídos y pecaminosos, tomarlo en los labios!
Sería bueno que jóvenes y ancianos meditaran en esas palabras
de la Escritura que demuestran cómo debe ser considerado el lugar
señalado por la presencia especial de Dios. Dios ordenó a Moisés
desde la zarza ardiente: “No te acerques. Quita las sandalias de tus
pies, porque el lugar donde estás es tierra santa”
Jacob, después de
contemplar la visión de los ángeles, exclamó: “Ciertamente el Señor
está en este lugar, y yo no lo sabía”
Obreros Evangélicos, 187,
188
.
[178]
Lucas 22:41
.
Hechos 21:5
.
Efesios 3:14
.
Esdras 9:5
.
Daniel 6:10
.
Salmos 111:9
Éxodo 3:5
.
Génesis 28:16
.
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