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Mensajes para los Jóvenes
¿No tienen más que un talento? Denlo a los cambistas y transfór-
menlo en dos invirtiéndolo sabiamente. Hagan con todas sus fuerzas
lo que sus manos hallen para hacer. Usen su talento tan sabiamente
que cumpla la misión que le estaba señalada. Será digno de todos
los esfuerzos el poder oír al fin las palabras, dirigidas a cada uno
de ustedes: “¡Bien, siervo bueno y fiel!” Pero solo se les dirigirá la
palabra “bien” a los que hayan hecho bien.
No hay tiempo que perder
Jóvenes y señoritas, no tienen tiempo que perder. Traten fervo-
rosamente de poner madera sólida en la edificación del carácter. Les
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rogamos, por amor a Cristo, que sean fieles. Traten de redimir el
tiempo. Conságrense diariamente al servicio de Dios, y hallarán que
no necesitan muchos días de fiesta para pasar ociosamente, ni mucho
dinero para gastar en darse los gustos. El cielo observa a quienes
tratan de mejorar y de modelarse a la semejanza de Cristo. Cuando
el agente humano se somete a Cristo, el Espíritu Santo lleva a cabo
una gran obra en su favor.
Todo verdadero y abnegado obrero de Dios está dispuesto a
gastar y a ser gastado en bien de otros. Cristo dice: “El que ama
su vida, la perderá; y el que desprecia su vida en este mundo, para
vida eterna la guardará”
El verdadero cristiano muestra su amor
hacia Dios y a sus semejantes en los esfuerzos fervientes y reflexivos
que hace para ayudar a otros. Quizá pierda la vida en el servicio,
pero cuando Cristo venga a recoger sus joyas, la encontrará otra
vez.—
The Youth’s Instructor, 10 de septiembre de 1907
.
La recompensa del sacrificio
Los medios usados para beneficiar a otros producirán recompen-
sas. Las riquezas debidamente empleadas realizarán mucho bien. Se
ganarán almas para Cristo. El que sigue el plan de vida de Cristo
verá en las cortes celestiales a aquellos por quienes trabajó y se
sacrificó en la tierra. Los redimidos recordarán agradecidos a los
que fueron instrumentos de su salvación. El cielo será algo precioso
para quienes hayan sido fieles en la obra de ganar a otros.—
Palabras
de Vida del Gran Maestro, 307
.