Página 308 - Mensajes para los J

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Capítulo 109—La religión en el hogar
La religión es muy necesaria en el hogar, y nuestras palabras en
el hogar han de ser del carácter debido o de nada servirán nuestros
testimonios en la iglesia. Será inútil la religión de ustedes si no
muestran mansedumbre, bondad y cortesía con su familia. Si hubiera
más religión genuina en el hogar, habría más poder en la iglesia.
La rudeza del lenguaje en el hogar
Cuánto daño hace en el círculo de la familia el pronunciar pa-
labras impacientes, pues la expresión impaciente de una persona
induce a la otra a replicar con el mismo espíritu y de igual modo.
Siguen luego las palabras de desquite, de justificación propia, y son
ellas las que van formando sobre el cuello un yugo pesado e hiriente;
porque todas estas palabras repercutirán como una funesta cosecha
sobre el ser.
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Los que emplean un lenguaje semejante experimentarán ver-
güenza, pérdida del respeto propio y de la confianza en sí mismos, y
tendrán amargo remordimiento y pena por haber perdido el dominio
propio y hablado de ese modo. ¡Cuánto mejor sería no pronunciar
jamás palabras semejantes! ¡Cuánto mejor sería tener el aceite de
la gracia en el corazón, ser capaces de resistir toda provocación y
soportar todas las cosas con mansedumbre y tolerancia cristianas!
Si cumplen las condiciones de las promesas de Dios, estas se
cumplirán para ustedes. Si sus mentes están firmes en Dios, no
pasarán del estado de éxtasis al valle del desaliento cuando les
sobrevengan la prueba y la tentación. No hablarán a otros de dudas
y melancolía.
Satanás no puede leer nuestros pensamientos, pero puede ver
nuestras acciones, oír nuestras palabras; y por su antiguo conoci-
miento de la familia humana, da a sus tentaciones la forma necesaria
para sacar partido de los puntos débiles de nuestro carácter. Y con
cuánta frecuencia le hacemos saber el secreto de cómo obtener mejor
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