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Capítulo 117—Elementos para la edificación del
carácter
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Es importante que tanto los niños como los jóvenes aprendan
a vigilar sus palabras y acciones, pues su conducta produce sol o
sombra no solo en su propio hogar, sino también sobre todos aquellos
con quienes se relacionan. Pero antes que los jóvenes puedan ser
cuidadosos y reflexivos y abstenerse de toda apariencia de mal, deben
tener la sabiduría que viene de lo alto y la fuerza que únicamente
Jesús puede impartir [...].
El verdadero adorno
Muchos se engañan al pensar que una buena apariencia y un
atavío llamativo les conquistarán la consideración del mundo. Pero
los encantos que no consisten más que en el vestido exterior son
superficiales y variables; no se puede depender de ellos. El adorno
que Cristo manda a sus seguidores no se marchitará jamás. “Vuestro
adorno no sea exterior con peinados ostentosos, atavíos de oro, o
vestidos lujosos, sino interno, del corazón, en incorruptible belleza
de un espíritu manso y tranquilo, que es de gran valor ante Dios”
Si se dedicara a la cultura del espíritu, al adorno interior, la mitad
del tiempo que la juventud dedica a hacerse atrayente en su aspecto
exterior, ¡qué diferencia se vería en su conducta, en sus palabras, en
sus acciones! Los que realmente tratan de seguir a Cristo tendrán
concienzudos escrúpulos en cuanto a la ropa que usan; se esforzarán
por satisfacer los requisitos de esa orden tan claramente dada por el
Señor. El dinero, gastado ahora en extravagancias del vestuario, será
usado para el progreso de la causa de Dios y para almacenar en la
mente conocimientos útiles que los capaciten para ocupar puestos de
confianza. Tratarán de responder a las expectativas de Jesús, quien
los compró a un precio infinito.
Queridos niños y jóvenes, Jesús ha hecho todo lo que está a
su alcance para darles un hogar en las mansiones preparadas para
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