Página 35 - Mensajes para los J

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Normas para alcanzar el éxito
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mandato terrenal que detrajera el honor de Dios. Tenían fuerza del
cielo para confesar su lealtad a Dios.
Deberían estar preparados para seguir el ejemplo de estos nobles
jóvenes. No se avergüencen jamás de su bandera; tómenla y des-
pliéguenla a la mirada de los hombres y los ángeles. No se dejen
dominar por una falsa modestia, una falsa prudencia que les sugiera
un curso de acción contrario a este consejo. Por la elección de sus
palabras y una conducta consecuente, por su corrección, su ferviente
piedad, hagan una profesión eficaz de su fe, decididos a que Cristo
ocupe el trono en el templo del ser, y pongan sus talentos sin reservas
a los pies del Señor, para que sean utilizados en su servicio.
Completa consagración
Conviene a tu bienestar presente y eterno ponerte enteramente
de parte de lo recto, para que el mundo sepa cuál es tu posición.
Muchos no se entregan completamente a la causa de Dios, y su po-
sición vacilante es una fuente de debilidad en sí misma y una piedra
de tropiezo para otros. Sin principios fijos, sin consagración, son
apartados por las olas de la tentación de lo que saben que es recto, y
no se esfuerzan santamente por vencer los errores y por perfeccionar
un carácter recto mediante la justicia imputada de Cristo.
El mundo tiene derecho a saber exactamente lo que se puede
esperar de cada ser humano inteligente. El que es una personificación
viva de los principios firmes, inequívocos y rectos, ejerce un poder
viviente sobre sus compañeros, y con su cristianismo influirá sobre
otros. Muchos no perciben ni aprecian cuán grande es la influencia
de cada persona para el bien o para el mal. Es necesario que todo
estudiante comprenda que los principios que adopta llegan a ejercer
una influencia viva y modeladora sobre el carácter. El que acepta
a Cristo como Salvador personal, amará a Jesús y a todos aquellos
por quienes él murió; pues Cristo será en él un manantial de agua
que brota para vida eterna. Se entregará sin reservas al dominio de
Cristo.