Capítulo 4—Normas para alcanzar el éxito
“Venerar al Señor es el principio de la sabiduría”
Muchos de
nuestros jóvenes no sienten la necesidad de ejercitar vigorosamente
hasta lo sumo sus facultades en todo momento y bajo todas las
circunstancias. No tienen ante la vista el temor de Jehová, y sus
pensamientos no son puros ni elevados.
El Cielo entero conoce todo pensamiento, toda acción. Las ac-
ciones de ustedes podrán ser invisibles para sus conocidos, pero
están abiertas a la inspección de los ángeles. Los ángeles tienen la
comisión de servir a los que se esfuerzan por vencer todo hábito
malo y mantenerse libres de las artimañas de Satanás.
Fiel integridad
No se da la debida importancia al poder que los pequeños actos
malos, las pequeñas inconsecuencias, tienen en la formación del
carácter. En la Palabra de Dios se nos revelan los principios más
grandiosos y elevados. Nos son dados para fortalecer todo esfuerzo
en favor del bien, para gobernar y equilibrar la mente, para inducirnos
a aspirar al logro de una norma elevada.
En la historia de José, Daniel y sus compañeros, vemos cómo
la áurea cadena de la verdad puede ligar a la juventud al trono de
Dios. No podían ser tentados a apartarse de su integridad. Valoraron
el favor de Dios por encima del favor y la alabanza de los príncipes,
y Dios los amó y los cobijó bajo su escudo.
El Señor los honró señaladamente delante de los hombres por
su fiel integridad, por su determinación a honrar a Dios por encima
de todo poder humano. Fueron honrados por el Señor Jehová de
los ejércitos, cuyo poder se extiende sobre todas las obras de sus
manos, arriba en el cielo y abajo en la tierra. Estos jóvenes no se
avergonzaban de desplegar su verdadero estandarte. Hasta en la corte
del rey, en sus palabras, en sus hábitos, en sus prácticas, confesaron
su fe en el Señor Dios del cielo. Rehusaron inclinarse ante cualquier
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