Página 413 - Mensajes para los J

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La necesidad de consejo y dirección
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contraídos bajo tales influencias no están de acuerdo con la Palabra
de Dios. Quien puede apartar a una hija del deber, y confundir sus
ideas en cuanto a los sencillos y positivos mandatos de Dios de
obedecer y honrar a sus padres, tampoco será fiel a sus obligaciones
conyugales.
Se pregunta: “¿Con qué limpiará el joven su camino?”, y la
respuesta es: “Con guardar tu Palabra”
El joven que hace de la
Biblia su guía, no tiene por qué equivocar la senda del deber y la
seguridad. Ese bendito libro le enseñará a conservar su integridad
de carácter, a ser sincero, a no practicar el engaño. “No hurtarás
fue escrito por el dedo de Dios sobre tablas de piedra; no obstante,
cuánto se práctica y disculpa el robo secreto de los afectos.
Se mantiene un noviazgo engañoso con intercambio de cartas y
entrevistas en secreto, hasta que el cariño de la persona carente de
experiencia—y que no sabe hasta dónde pueden llegar estas cosas—
son transferidos de sus padres a una persona que manifiesta por
su misma conducta que es indigna de su amor. La Biblia condena
toda clase de engaño, y exige la rectitud en toda circunstancia. El
que hace de la Biblia el guía de su juventud, la luz de su sendero,
obedecerá sus enseñanzas en todas las cosas. No violará una jota
ni un tilde de la ley para llevar a cabo ningún fin, aunque por ello
tenga que hacer grandes sacrificios. Si cree en la Biblia, sabe que
la bendición de Dios no descansará sobre él si se aparta del estricto
camino de la rectitud. Aunque por un tiempo parezca prosperar,
segará ciertamente los frutos de sus actos.
La maldición de Dios descansa sobre muchas de las uniones
inoportunas e inapropiadas que se forman en esta época del mundo.
Sería más excusable la conducta de muchos jóvenes de hoy, impul-
sados por su atracción mutua, si la Biblia dejara estos asuntos vaga
e inciertamente alumbrados. Pero los requerimientos de la Biblia no
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son órdenes a medias; demandan una pureza perfecta de pensamien-
to, de palabra y de acción. Agradecemos a Dios porque su Palabra es
una luz a los pies, y porque ninguno tiene por qué equivocar la senda
del deber. Los jóvenes deberían proponerse consultar sus páginas
y escuchar sus consejos, pues siempre se cometen tristes errores al
apartarse de sus preceptos.