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Capítulo 11—El carácter del conflicto
La voluntad del hombre es agresiva y está constantemente es-
forzándose por doblegar todas las cosas a sus propósitos. Si está
alistada de parte de Dios y la justicia, los frutos del Espíritu apare-
cerán en la vida; Dios ha señalado “gloria, honra y paz a todo el que
obra el bien”
Cuando se permite que Satanás amolde la voluntad, él la usa para
llevar a cabo sus fines. Fomenta teorías de incredulidad e incita al
corazón humano a guerrear contra la Palabra de Dios. Con esfuerzos
persistentes, perseverantes, trata de inspirar a los hombres con sus
propias energías de odio y antagonismo contra Dios, y de ponerlos
en orden de batalla contra las instituciones y los requerimientos del
cielo y las operaciones del Espíritu Santo. Alista bajo su estandarte
a todos los agentes del mal, y los lleva al campo de batalla bajo su
mando, para oponer al bien el mal.
Llamamiento a oponerse a las fuerzas del mal
La obra de Satanás es destronar a Dios del corazón y moldear la
naturaleza humana conforme a su propia imagen deforme. Excita
todas las malas propensiones, despierta las pasiones impuras y las
ambiciones. Declara: “Te daré todo este poder, estos honores, estas
riquezas y estos placeres pecaminosos”. Pero pone por condición que
la integridad sea sacrificada y la conciencia embotada. De ese modo
degrada las facultades humanas, y las hace cautivas del pecado.
Dios llama a los hombres a oponerse a los poderes del mal.
Dice: “No reine el pecado en vuestro cuerpo mortal, para obedecer
a sus malos deseos. Ni tampoco ofrezcáis vuestros miembros como
armas al servicio del pecado, sino ofreceos a Dios, como quienes
han vuelto de la muerte a la vida; y ofreced vuestros miembros a
Dios por instrumentos de justicia”
La vida del cristiano es una lucha. Pero “no tenemos lucha contra
sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra do-
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