Página 87 - Mensajes para los J

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Una advertencia contra el escepticismo
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terrible obra del mal y los jóvenes quedan arruinados. Se debería
instruir diligentemente a los jóvenes para que no sean engañados en
cuanto al verdadero carácter de tales personas, y no desarrollen amis-
tades con ellas, ni escuchen sus palabras de sarcasmo y sofistería. A
menos que nuestros jóvenes tengan valor moral como para cortar la
relación con esas personas cuando descubran su incredulidad, serán
entrampados y pensarán y hablarán como tales amistades lo hacen,
expresándose con liviandad sobre la religión y la fe de la Biblia.
La confianza propia y la ceguera
Si pudieran ser abiertos los ojos de los jóvenes engañados, verían
la mirada maliciosa y de triunfo con que Satanás contempla su éxito
en arruinar a las almas. Trata, por todo medio concebible, de adaptar
sus tentaciones a las distintas disposiciones y circunstancias de
aquellos a quienes desea enredar. Ensayará todo ardid, y si los que
son objeto de estas tentaciones no buscan a Dios, serán cegados
para no ver sus engaños, y se sentirán confiados en sí mismos,
autosuficientes, ignorando su condición y su peligro. Pronto llegarán
a despreciar la fe entregada una vez a los santos.
Hablo a los jóvenes como persona que sabe, a quien el Señor ha
puesto de manifiesto los peligros que acompañan la senda por donde
van. La confianza en ustedes mismos los conducirá a la trampa del
enemigo. Los jóvenes no piden consejo a Dios ni lo hacen su refugio
y fortaleza. Se relacionan con plena seguridad, confiados en que
son enteramente capaces de escoger lo bueno y de comprender los
misterios divinos por medio de sus facultades de raciocinio, como si
pudieran descubrir la verdad por sí mismos.
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Tememos más por los que confían en sí mismos que por cualquie-
ra de los otros, pues serán atrapados ciertamente en la red tendida
por el gran adversario de Dios y del hombre. Alguna persona elegida
como amigo familiar y que ha sido manchada con la corrupción de
la duda, instilará su levadura de incredulidad en las mentes de esta
clase. Conquistará su atención adulándolos ampliamente por su ta-
lento, por su superioridad intelectual, incitándolos a ambicionar una
elevada posición, y la atrofia moral se manifestará en ellos. Los que
se exaltan en su propia opinión, despreciarán la sangre del Sacrificio
expiatorio y contrariarán al Espíritu de gracia.