Capítulo 22—Una advertencia contra el
escepticismo
Siento la más intensa angustia por nuestra juventud. Los amo-
nesto, como quien conoce el peligro, que no se dejen entrampar por
Satanás, por medio del pequeño conocimiento científico que puedan
haber adquirido. Es mejor tener un corazón puro y humilde que toda
la ciencia que puedan obtener sin el temor del Señor.
Es probable que los jóvenes de hoy encuentren a escépticos e
incrédulos dondequiera que vayan, por lo cual, ¡cuán necesario es
que vayan equipados de modo que puedan dar razón de su esperanza
con mansedumbre y temor! Tomás Paine ha pasado al sepulcro,
pero sus obras viven para maldecir al mundo, y quienes dudan de la
verdad de la Palabra de Dios colocarán estas producciones incrédulas
en manos de los jóvenes inexpertos para llenar su corazón de la
atmósfera ponzoñosa de la duda. El espíritu de Satanás trabaja
mediante los hombres impíos para llevar a cabo sus ardides para la
ruina de las almas.
El peligro de la relación con los escépticos
Vivimos en una época de disipación, y los hombres y los jóve-
nes son atrevidos en el pecado. A menos que nuestra juventud sea
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guardada en santidad, y fortificada por principios firmes, y ejerza
un mayor cuidado en la elección de sus compañeros y de las publi-
caciones que nutren su mente, será expuesta a una sociedad cuyas
normas son tan corrompidas como fueron las de los habitantes de
Sodoma. La apariencia de las personas del mundo puede ser muy
atrayente, pero si estas continuamente sugieren dudas en cuanto a la
Biblia, son compañías peligrosas, pues tratarán constantemente de
minar los cimientos de la fe, de corromper la rectitud de la religión
antigua, evangélica.
Los jóvenes se relacionan a menudo con personas de tendencias
escépticas, y sus padres ignoran el hecho hasta que se consuma la
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