Los jóvenes como ganadores de almas
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Una obra que hacer
Jóvenes de ambos sexos, vi que Dios tiene una obra para que vo-
sotros hagáis; tomad vuestra cruz y seguid a Cristo, o sois indignos
de él. Mientras permanecéis en apática indiferencia, ¿cómo podéis
saber cuál es la voluntad de Dios con respecto a vosotros? Y ¿cómo
esperáis ser salvos, a menos que como siervos fieles hagáis la volun-
tad de vuestro Señor? Todos los que posean la vida eterna habrán
procedido bien. El Rey de gloria los honrará haciéndolos estar a su
mano derecha mientras les diga: “Bien, buen siervo y fiel”
¿Cómo
podéis saber cuántas almas podríais salvar de la ruina, si, en lugar
de procurar descubrir qué trabajo podéis hacer en la viña de vuestro
Maestro, estáis ideando medios para vuestro propio placer?
¿Cuántas almas se han salvado por medio de esas reuniones des-
tinadas a conversar y a ensayar música? Si no podéis señalar una
sola alma salvada por ese medio, apartaos ¡oh! apartaos hacia una
nueva línea de conducta. Empezad a orar por las almas, acercaos a
Cristo, bien junto a su costado sangrante. Adorne un espíritu manso
y tranquilo vuestras vidas y asciendan a
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él vuestras peticiones fervientes, imperfectas, humildes, para que
os dé sabiduría a fin de que tengáis éxito en salvar no sólo vuestra
propia alma, sino las de otros.
Orad más de lo que cantáis. ¿No tenéis mayor necesidad de la
oración que del canto? Jóvenes varones y mujeres, Dios os llama a
trabajar, a trabajar por él. Cambiad completamente vuestra conducta.
Vosotros podéis hacer una obra que los que sirven mediante la
palabra y la doctrina no pueden hacer. Podéis alcanzar una clase a
la cual no puede conmover el pastor.—
Testimonios para la Iglesia
1:511-513
.
Donde empezar
Los que desean trabajar para Dios, empiecen en su propio hogar,
entre sus propios familiares, en su propio vecindario, entre sus pro-
pios amigos. Entre ellos hallarán un campo misionero favorable. Esta
obra misionera en el hogar es una prueba que revela su capacidad o
Mateo 25:23
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