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Capítulo 109—La religión en el hogar
La Religión es muy necesaria en el hogar, y nuestras palabras en
el hogar han de ser del carácter debido o de nada servirán nuestros
testimonios en la iglesia Será inútil vuestra religión si no mostráis
mansedumbre, bondad y cortesía con vuestra familia. Si hubiese
más religión genuina en el hogar, habría más poder en la iglesia.
La rudeza del lenguaje en el hogar
Cuánto daño hace en el círculo de la familia el pronunciar pa-
labras impacientes, pues la expresión impaciente de una persona
induce a la otra a replicar con el mismo espíritu y de igual modo.
Siguen luego las palabras de desquite, de justificación propia, y son
ellas las que van formando sobre vuestro cuello un yugo pesado e
hiriente; porque todas estas palabras repercutirán como una funesta
cosecha sobre vuestra alma.
Los que emplean un lenguaje tal experimentarán vergüenza,
pérdida del respeto propio y de la confianza en sí mismos, y tendrán
amargo remordimiento y pena por haber perdido el dominio propio
y hablado de ese modo. ¡Cuánto mejor sería no pronunciar jamás
palabras semejantes! ¡Cuánto mejor sería tener el aceite de la gracia
en el corazón, ser capaces de resistir toda provocación y soportar
todas las cosas con mansedumbre y tolerancia cristianas!
Si cumplís las condiciones de las promesas de Dios, éstas se
cumplirán para vosotros. Si vuestra mente está firme en Dios, no
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pasaréis del estado de éxtasis al valle del desaliento cuando os so-
brevengan la prueba y la tentación. No hablaréis a otros de dudas y
melancolía.
Satanás no puede leer nuestros pensamientos, pero puede ver
nuestras acciones, oír nuestras palabras; y por su antiguo conoci-
miento de la familia humana, da a sus tentaciones la forma necesaria
para sacar partido de los puntos débiles de nuestro carácter. Y con
cuánta frecuencia le hacemos saber el secreto de cómo obtener mejor
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