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Mensajes Para los Jóvenes
“Por sus frutos los conoceréis”
declaró el Salvador. Todos los
que sigan verdaderamente a Cristo llevarán fruto para su gloria.
Su vida testifica que el Espíritu de Dios ha realizado una buena
obra en ellos, y dan fruto para la santidad. Su vida es elevada y
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pura. Las acciones correctas son el fruto inequívoco de la verdadera
piedad y los que no llevan fruto de esta clase revelan que no tienen
experiencia en las cosas de Dios. No son uno con la Vid. Dijo
Jesús: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano
no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así
tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros
los pámpanos: el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”
Los que quieren adorar al verdadero Dios deben sacrificar todo
ídolo. Jesús dijo al doctor de la ley: “Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el
primero y el grande mandamiento”
Los primeros cuatro preceptos
del Decálogo no permiten que separemos de Dios nuestros afectos.
Ninguna cosa debe compartir nuestro supremo deleite en él. No
podremos avanzar en la experiencia cristiana mientras no pongamos
a un lado todo lo que nos separa de Dios.
La gran Cabeza de la iglesia, que ha elegido a su pueblo entre
los del mundo, requiere de él que se separe del mundo. Quiere que
el espíritu de sus mandamientos, atrayendo a sus seguidores a sí,
los separe de los elementos mundanales. El amar a Dios y guardar
sus mandamientos es algo que dista mucho de amar los placeres del
mundo y su amistad. No hay concordia entre Cristo y Belial.
Promesas a los jóvenes
A los jóvenes que siguen a Cristo les espera una guerra; tienen
que llevar diariamente la cruz al salir del mundo e imitar la vida de
Cristo. Pero, hay registradas muchas promesas preciosas para los
que buscan temprano al Salvador. La Sabiduría invita a los hijos
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Mateo 7:20
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Juan 15:4, 5
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Mateo 22:37, 38
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