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Mensajes Para los Jóvenes
En la senda de la disipación
En muchas familias religiosas el baile y los naipes son pasatiem-
pos de salón. Se arguye que son diversiones tranquilas, domésticas,
de las que se puede disfrutar sin peligro bajo la mirada paterna. Pero
se cultiva así el amor por estos placeres excitantes, y pronto deja-
rá de considerarse peligroso fuera del hogar lo que se consideraba
inofensivo en él. No se ha probado todavía que estas diversiones
proporcionen algún bien. No dan vigor al cuerpo ni descanso a la
mente. No implantan en el alma un solo sentimiento virtuoso o santo.
Por el contrario, destruyen todo gusto por el pensamiento serio y
las reuniones religiosas. Es cierto que hay un gran contraste entre
la clase mejor de reuniones selectas y las reuniones promiscuas y
degradadas de la baja casa de baile. No obstante, todos son pasos en
el camino de la disipación.
La diversión del baile, como se práctica actualmente, es una
escuela de depravación, una terrible maldición para la sociedad.
Si se pudiese reunir a todos los de nuestras grandes ciudades que
anualmente se arruinan por este medio, ¡cuántas historias de vidas
perdidas se revelarían! ¡Cuántos que ahora están listos para disculpar
esta práctica se llenarían de angustia y asombro al saber el resultado!
¿Cómo pueden los padres cristianos profesos consentir en poner a
sus hijos en el camino de la tentación asistiendo con ellos a tales
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escenas de fiesta? ¿Cómo pueden los jóvenes y las jóvenes vender
sus almas por este placer cegador? (
Review and Herald,
febrero 28,
1882
).
El peligro de las diversiones
El amor al placer es, entre las muchas tentaciones que asaltan a
los niños y los jóvenes en las ciudades, una de las más peligrosas,
porque se cuenta entre las más sutiles. Son muchos los días de
fiesta; los juegos y las carreras de caballos atraen a millares, y
el torbellino de excitación y placer los hace apartar de los deberes
serios de la vida. El dinero que debería haber sido ahorrado para usos
mejores, que en muchos casos representa las escasas ganancias del
pobre, es desperdiciado en diversiones.—
Fundamentals of Christian
Education, 422
.