La influencia
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Arrojad una piedrecita al lago, y se formará una onda, y otra y
otra, y a medida que crecen éstas, el círculo se agranda hasta que
llega a la costa misma. Lo mismo ocurre con nuestra influencia. Más
allá del alcance de nuestro conocimiento o dominio, obra en otros
como una bendición o una maldición.
El carácter es poder. El testimonio silencioso de una vida sincera,
abnegada y piadosa, tiene una influencia casi irresistible. Al revelar
en nuestra propia vida el carácter de Cristo, cooperamos con él en
la obra de salvar almas. Solamente revelando en nuestra vida su
carácter, podemos cooperar con él.
Y cuanto más amplia es la esfera de nuestra influencia, mayor
bien podemos hacer. Cuando los que profesan servir a Dios sigan
el ejemplo de Cristo practicando los principios de la ley en su vida
diaria; cuando cada acto dé testimonio de que aman a Dios más
que a todas las cosas y a su prójimo como a sí mismos, entonces la
iglesia tendrá poder para conmover al mundo.—
Palabras de Vida
del Gran Maestro, 318-320
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