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Mensajes Para los Jóvenes
asunto en el cual no deben intervenir ni Dios ni los padres. Mucho
antes de llegar a la edad madura, se creen competentes para hacer
su propia elección sin la ayuda de sus padres. Suelen bastarles unos
años de matrimonio para convencerlos de su error; pero muchas
veces es demasiado tarde para evitar las consecuencias perniciosas.
La falta de sabiduría y dominio propio que los indujo a hacer una
elección apresurada agrava el mal hasta que el matrimonio llega a
ser un amargo yugo. Así han arruinado muchos su felicidad en esta
vida y su esperanza de una vida venidera.
Si hay un asunto que debe ser considerado cuidadosamente, y
en el cual se debe buscar el consejo de personas experimentadas
y de edad, es el matrimonio; si alguna vez se necesita la Biblia
como consejera, si alguna vez se debe buscar en oración la dirección
divina, es antes de dar un paso que ha de vincular a dos personas
para toda la vida.
Nunca deben los padres perder de vista su propia responsabilidad
acerca de la futura felicidad de sus hijos. El respeto de Isaac por
el juicio de su padre era el resultado de su educación, que le había
enseñado a amar una vida de obediencia. Al mismo tiempo que
Abrahán exigía a sus hijos que respetasen la autoridad paterna, su
vida diaria daba testimonio de que esta autoridad no era un dominio
egoísta o arbitrario, sino que se basaba en el amor y procuraba su
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bienestar y dicha.
Los padres y las madres deben considerar que les incumbe guiar
el afecto de los jóvenes, para que contraigan amistades con personas
que sean compañías adecuadas. Deberían sentir que, mediante su
enseñanza y por su ejemplo, con la ayuda de la divina gracia, deben
formar el carácter de sus hijos desde la más tierna infancia, de tal
manera que sean puros y nobles y se sientan atraídos por lo bueno y
verdadero. Los que se asemejan se atraen mutuamente, y los que son
semejantes se aprecian. ¡Plantad el amor a la verdad, a la pureza y a
la bondad temprano en las almas, y la juventud buscará la compañía
de los que poseen estas características!...
El amor verdadero es un principio santo y elevado, por completo
diferente en su carácter del amor despertado por el impulso, que
muere de repente cuando es severamente probado. Mediante la
fidelidad al deber en la casa paterna, los jóvenes deben prepararse
para formar su propio hogar. Practique allí la abnegación propia, la