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Capítulo 7—Las normas de eficiencia
Pesan sobre la juventud graves responsabilidades. Dios espera
mucho de los jóvenes que viven en esta generación de luz y cono-
cimiento abundantes. Espera de ellos que impartan esa luz y ese
conocimiento. Desea usarlos para disipar el error y la superstición
que nublan la mente de muchos. Han de disciplinarse reuniendo toda
jota y tilde del saber y la experiencia. Dios los hace responsables de
las oportunidades y los privilegios que se les dan. La obra que tienen
delante espera sus esfuerzos diligentes para ser llevada adelante
progresivamente, como la época lo requiera.
Si los jóvenes quieren consagrar su mente y corazón al servicio
de Dios, alcanzarán una elevada norma de eficiencia y utilidad.
Es ésta la norma que el Señor espera que los jóvenes alcancen.
Hacer menos que esto es rehusarse a sacar el mayor provecho de las
oportunidades dadas por Dios. Esto será considerado como traición
a Dios, como dejar de trabajar para el bien de la humanidad.
Cómo adquirir la idoneidad para el servicio
Aquellos que se esfuerzan por ser colaboradores de Dios, que
buscan diligentemente adquirir para impartir, recibirán constante-
mente luz de Dios, para que sean medios de comunicación. Si, como
Daniel, los jóvenes de ambos sexos conforman todos sus hábitos,
apetitos y pasiones con los requerimientos de Dios, se harán idóneos
para realizar una obra más elevada. Deberían apartar de sus mentes
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todo lo vulgar y frívolo. Deberían abandonarse la propensión a los
placeres y la liviandad como cosas que están fuera de lugar en la
vida y la experiencia de aquellos que viven por la fe en el Hijo de
Dios, comiendo su carne y bebiendo su sangre.
Deberían comprender que, aunque estén a su alcance todas las
ventajas del saber, pueden no llegar a obtener la educación que
los hará aptos para trabajar en alguna parte de la viña del Señor.
No pueden ocuparse en el servicio del Señor sin las cualidades
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