Página 8 - Mensajes Para los J

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Prefacio
Antiguamente, cuando Jerusalén iba a ser reedificada, el profeta
oyó en visión que un mensajero celestial decía a otro: “Corre, habla
a ese joven”. Y así, en estos días, se ha dado a los jóvenes adventistas
de ambos sexos una parte importante que realizar en el último drama
de la historia terrenal.
“El Señor ha designado a los jóvenes para que acudan en su
ayuda”.—
Joyas de los Testimonios 3:105
.
“Con semejante ejército de obreros, como el que nuestros jóve-
nes, bien preparados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría
a todo el mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y
próximo a venir!”—
La Educación, 263
.
Los jóvenes de este movimiento han estado recibiendo mensa-
jes como éstos, mediante el espíritu de profecía, desde el mismo
comienzo de nuestra obra. El instrumento escogido del Señor para
la manifestación de este don, la Sra. Elena G. de White, era una
joven que apenas tenía diecisiete años cuando comenzó su obra.
Conocía las luchas de la niñez y la juventud con los poderes de
las tinieblas, y la vida victoriosa en Cristo. Muchos mensajes de
instrucción, simpatía, reprensión y aliento han salido de su pluma,
dirigidos expresamente a los jóvenes. Y estos mensajes, que dirigen
siempre la mente de los jóvenes a Cristo y a su Palabra como la única
fuente de poder para la formación de hombres y mujeres cristianos y
nobles, han hecho mucho para fomentar el espíritu de consagración
que ha caracterizado a tantos de nuestros jóvenes.
En 1892 y 1893 se dieron mensajes que sugerían la necesidad
de que nuestros jóvenes se organizaran en grupos y sociedades para
la obra cristiana. A raíz de estas sugestiones se organizaron las
sociedades de jóvenes misioneros voluntarios, que han demostrado
ser un gran poder elevador y sostenedor en la vida de la juventud
adventista del mundo entero.
Aunque muchos de los escritos de la Hna. White destinados a
los jóvenes se han publicado en sus libros, numerosos artículos que
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