Página 89 - Mensajes Para los J

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Una advertencia contra el escepticismo
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terrible obra del mal y los jóvenes quedan arruinados. Se debería
instruir diligentemente a los jóvenes para que no sean engañados en
cuanto al verdadero carácter de tales personas, y no formen amistades
con ellas, ni escuchen sus palabras de sarcasmo y sofistería. A menos
que nuestros jóvenes tengan valor moral para cortar la relación con
esas personas cuando descubran su incredulidad, serán entrampados
y pensarán y hablarán como tales amistades lo hacen, expresándose
con liviandad sobre la religión y la fe de la Biblia.
La confianza propia y la ceguera
Si pudiesen ser abiertos los ojos de los jóvenes engañados, verían
ellos la mirada maliciosa y de triunfo con que Satanás contempla su
éxito en arruinar a las almas. Trata, por todo medio concebible, de
adaptar sus tentaciones a las distintas disposiciones y circunstancias
de aquellos a quienes desea enredar. Ensayará todo ardid, y si los
que son objeto de estas tentaciones no buscan a Dios, serán cegados
para no ver sus engaños, y se sentirán confiados en sí mismos,
autosuficientes, ignorando su condición y su peligro. Pronto llegarán
a despreciar la fe entregada una vez a los santos.
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Hablo a los jóvenes como persona que sabe, a quien el Señor ha
puesto de manifiesto los peligros que acompañan la senda por donde
van. La confianza en vosotros mismos os conducirá a la trampa del
enemigo. Los jóvenes no piden consejo a Dios ni lo hacen su refugio
y fortaleza. Entran en sociedad con plena seguridad, confiados en que
son enteramente capaces de escoger lo bueno y de comprender los
misterios divinos por sus facultades de raciocinio, como si pudiesen
descubrir la verdad por sí mismos.
Tememos más por los que confían en sí mismos que por cualquie-
ra de los otros, pues serán atrapados ciertamente en la red tendida
por el gran adversario de Dios y del hombre. Alguna persona elegida
como amigo familiar y que ha sido manchada con la corrupción de
la duda, instilará su levadura de incredulidad en las mentes de esta
clase. Conquistará su atención adulándolos ampliamente por su ta-
lento, por su superioridad intelectual, incitándolos a ambicionar una
elevada posición, y la atrofia moral se manifestará en ellos. Los que
se exaltan en su propia opinión, despreciarán la sangre del Sacrificio
Expiatorio y contrariarán al Espíritu de gracia.