Página 136 - El Ministerio M

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Preparación especial de las mujeres
Tengo palabras de instrucción para usted y sus colaboradores
que son ministros, médicos y consejeros en Loma Linda...
De una forma notoria Dios ha colocado en nuestra posición
las instituciones por medio de las cuales debemos lograr la obra
de reforma a la cual hemos sido llamados como pueblo. En este
tiempo debe considerarse todo talento de cada obrero como una
posesión especial para ser usada en la obra de extender la reforma.
El Señor me ha instruido acerca de que ha preparado a nuestras
hermanas que han recibido instrucción, para que ocupen cargos de
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responsabilidad: deben servir con fidelidad y discernimiento en su
vocación, utilizando su influencia en forma prudente y, en unión con
sus hermanos en la fe, obtener una experiencia que las califique para
ser aún más útiles...
En tiempos antiguos el Señor obró de manera maravillosa por
medio de mujeres consagradas, quienes se unieron en la labor de
Dios con hombres que él había escogido como sus representantes.
Él utilizó a mujeres que obtuvieron grandes y decisivas victorias. En
más de una emergencia, él las colocó al frente y obró por su medio
para la salvación de muchas vidas...
Hay muchas mujeres preparadas para mantenerse junto a sus
esposos en la obra de los sanatorios, para dar tratamientos a los
enfermos y para ofrecer palabras de consejo y aliento al prójimo.
Hay algunas que deben buscar una educación que las capacite para
actuar como médicos.
En esta rama de servicio, se necesita hacer una obra positiva.
Tanto las mujeres como los hombres deben recibir una preparación
médica integral. Ellas deben especializarse en las enfermedades
comunes de las mujeres, para que puedan entender cómo tratarlas.
Se considera esencial que los hombres que desean ejercer la me-
dicina reciban la amplia preparación necesaria para dedicarse a tal
profesión. Es igualmente esencial que las mujeres reciban la misma
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