No permitáis que se suplante la verdad
Los estudiantes están autorizados para ir a la escuela por cierto
tiempo, para que adquieran un conocimiento científico; pero al ha-
cerlo siempre deben considerar sus necesidades físicas, y buscar su
educación de una forma tal que no mine en lo más mínimo el templo
del cuerpo. Que se aseguren de no dar cabida a ninguna complacen-
cia o práctica pecaminosa, de no recargarse con demasiados estudios,
de no sumergirse en la devoción a sus estudios hasta el punto en que
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las invenciones humanas suplanten la verdad y expulsen del alma el
conocimiento de Dios.
Permitid que en cada momento que se dedique al estudio el alma
sea consciente de estas responsabilidades dadas por Dios. No habrá
necesidad entonces de recomendar a los estudiantes que sean fieles y
justos y que preserven la integridad de su alma. Ellos respirarán una
atmósfera celestial y toda transacción será inspirada por el Espíritu
Santo, y se revelarán la equidad y la justicia.
Pero si se descuida el cuerpo, si se consumen horas indebidas en
el estudio, si se recarga la mente, si las facultades físicas se dejan sin
emplear y se debilitan, entonces la maquinaria humana se daña y se
dejan de lado los asuntos esenciales para nuestro bienestar futuro y
nuestra paz eterna. El conocimiento de los libros se hace importante
sobre todas las cosas y se deshonra a Dios...
Muchos se están arruinando física, mental y moralmente por su
excesiva dedicación al estudio. Se están defraudando para esta vida
y la eternidad al ser intemperantes mientras obtienen una educa-
ción. Están perdiendo el deseo de aprender lecciones de humildad y
mansedumbre de corazón en la escuela de Cristo. Cada momento
está cargado con resultados eternos. La integridad será el resultado
seguro de andar por el camino de la justicia.—
Special Testimonies
on Education, 126, 127
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