Página 240 - El Ministerio M

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El plan de porcentaje es una trampa
El Señor me mostró que usted cometió un grave error al tomar,
en adición a sus sueldos regulares, todo el dinero que obtuvo por su
trabajo de ojos, oídos y garganta. Esto fue una trampa para usted y
tuvo una influencia corruptora en su contra. Su gran deseo por la
ostentación lo llevó a la extravagancia...
El deber de ser santo e incorrupto
Sólo es seguro que sigamos lo que es puro, amable y de buen
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nombre. Los seres humanos están bajo la obligación más sagradas
ante Dios de ser santos e incorruptos, pues han sido comprados
con un precio; sí, el precio de la sangre del Hijo de Dios. Por sus
votos bautismales, han hecho una promesa solemne de no hacer nada
que ocasione oprobio al nombre de los cristianos. Ante el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo, el profeso cristiano se compromete a
dejar de lado el orgullo, la codicia y la incredulidad. Y al par que el
verdadero cristiano busca cumplir su voto, confía menos en sí mismo.
Constantemente depende más de Dios. Su reverencia y amor por el
Salvador aumentan en forma constante y se convierte en un testigo
vivo del Maestro. Él es consciente de lo que significa ser hijo de
Dios. Tiene un sentido real de que la sangre purificadora de Cristo
le asegura perdón y elevación de carácter. Crece espiritualmente
como el majestuoso cedro. Diariamente sostiene comunión con Dios
y tiene un tesoro en conocimientos de donde obtener aún más. Es
poderoso en el conocimiento de las Escrituras. Su compañerismo
es con el Padre y el Hijo y conoce más y aún más de la voluntad
divina. Está lleno de un amor que crece constantemente hacia Dios
y su prójimo.—
Carta 46, 1901
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