Página 385 - El Ministerio M

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El médico no está exento
A menudo se llama a los médicos en sábado para ministrar a
los enfermos, y es imposible para ellos tomar tiempo de descanso
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y devoción. El Salvador nos ha mostrado por su ejemplo que es
correcto aliviar a los enfermos en este día; pero los médicos y los
enfermeros no deben realizar un trabajo innecesario. Los tratamien-
tos ordinarios y las operaciones que se pueden postergar, deben
ser diferidos hasta el próximo día. Que los pacientes sepan que los
médicos deben tener un día de reposo. El Señor dice: “En verdad
vosotros guardaréis mis sábados; porque es señal entre mí y vosotros
por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que
os santifico”.
Que ningún hombre, porque sea médico, se sienta en libertad de
menospreciar esta palabra del Señor. Él debe planear su trabajo de
tal forma que obedezca los requerimientos de Dios. No debe viajar
en sábado excepto cuando haya una enfermedad real que aliviar.
Cuando éste sea el caso, no es una profanación del sábado que el
médico viaje ese día; pero se deben aplazar los casos ordinarios.
Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. Él san-
tificó y bendijo al séptimo día y lo hizo su monumento sagrado.
“Guardarán, pues—declara él—, el día de reposo los hijos de Israel,
celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo”. Los que
hacen esto, guardando todos los mandamientos de Dios, pueden
reclamar las promesas descritas en
Isaías 58:11-14
. Las instruccio-
nes que se dan en este capítulo son plenas y categóricas. Los que
se abstienen de trabajar en el día sábado pueden pedir bienestar y
consolación. ¿No creeremos a Dios? ¿No llamaremos santo al día
que el Señor llama santo? El hombre no debe avergonzarse de llamar
sagrado lo que el Señor llama sagrado. No debe temer hacer lo que
Dios ha ordenado. La obediencia le proveerá un conocimiento de lo
que constituye la santificación verdadera.
Que no se robe a Dios en diezmos ni ofrendas, ni por la pro-
fanación de su tiempo santo. El hombre no debe hacer su propia
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