Página 418 - El Ministerio M

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Despertad fe en el gran sanador
El poder tranquilizante de la verdad pura, visto, vivido y man-
tenido en toda su fuerza es de un valor que ninguna lengua puede
expresar a la gente que sufre bajo la enfermedad. Mantened siempre
delante del enfermo y del doliente la ternura de Cristo, y despertad
su conciencia a confiar en su poder para aliviar el dolor, y guiadlos a
la fe y la confianza en él, el gran Sanador, y habréis ganado un alma;
a menudo, una vida.
Por lo tanto, la religión personal es esencial para todos los médi-
cos en el cuarto del enfermo para tener éxito al dar un tratamiento
sencillo, sin drogas. Dios desea que el médico y guardián de la salud
y del cuerpo, reciba educación para que aprenda lecciones del Gran
Maestro en cuanto a cómo obrar en Cristo y por medio de Cristo
para salvar el alma de los enfermos. ¿Cómo puede algún médico que
presta ayuda a la humanidad doliente, saber esto a menos que reciba
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a Jesucristo como su Salvador personal?
La religión debe hacerse prominente del modo más cariñoso,
amable y compasivo. Ninguna de las personas con las cuales el
enfermo se relaciona puede hacer tanto por él como un enfermero
o un médico verdaderamente convertido. Las acciones de pureza
y de refinamiento en las miradas y las palabras, y sobre todo las
dulces palabras de oración, aunque sean pocas, pero sinceras, serán
un ancla segura para los dolientes.—
Carta 69, 1898
.
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Para estudio adicional
En el cuarto del enfermo:
El Ministerio de Curación, 167-170
.
El uso de los remedios racionales:
El Ministerio de Curación,
179-184
.
Principios higiénicos:
El Ministerio de Curación, 219-239
.
El aire puro y la luz solar:
Consejos sobre la salud, 54-60
.
Los beneficios de la vida al aire libre:
Consejos sobre la salud,
159-180
;
El Ministerio de Curación, 33-37, 75, 76
;
Palabras de Vida
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