Página 437 - El Ministerio M

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Valor de la obra médica
Algunos son completamente incapaces de entender la importan-
cia de que los misioneros sean también médicos misioneros. Un
ministro del evangelio tendrá un éxito doble en su labor si compren-
de cómo tratar la enfermedad. Se me ha dado luz creciente sobre este
asunto. Algunos, que no ven la ventaja de educar a los jóvenes para
ser médicos tanto de la mente como del cuerpo, dicen que el diezmo
no debiera utilizarse para apoyar a los médicos misioneros, quienes
dedican su tiempo a tratar a los enfermos. En respuesta a tales decla-
raciones, se me instruye a decir que la mente no debe estrecharse de
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tal forma para que no dé cabida a la verdadera situación. Un ministro
del evangelio, que es también un médico misionero, que puede curar
las molestias físicas, es un obrero mucho más eficiente que uno que
no puede hacer esto. Su labor como ministro del evangelio es mucho
más completa...
Disipará prejuicios
A medida que el médico misionero cuide de los enfermos, si
está bien equipado con conocimiento y materiales para poner ese
conocimiento en práctica, con certeza disipará prejuicios. Se debería
educar a las mujeres en los renglones de la obra médica misionera,
para que cuando vayan a países paganos puedan ayudar a sus her-
manas que necesitan ayuda. Con su servicio, el Señor abrirá puertas
por medio de las cuales su Palabra hallará entrada.
Vivir el evangelio al mantener sus principios es sabor de vida
para vida. Las puertas que han estado cerradas para el que sólo
predica el evangelio, se abrirán al médico misionero inteligente.
Dios alcanza el corazón por medio del alivio del sufrimiento físico.
Se siembra una semilla de verdad en la mente, y es regada por Dios.
Se puede requerir mucha paciencia antes que esta semilla muestre
señales de vida, pero al final brota, y lleva fruto para vida eterna.
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