Página 584 - El Ministerio M

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Muchos sanatorios pequeños
Para que las almas sedientas puedan ser inducidas a las aguas
vivas, rogamos que haya sanatorios, no costosos ni gigantes, sino
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instituciones sosegadas en lugares agradables.
Nunca, nunca construyáis gigantescas instituciones. Que estas
instituciones sean pequeñas, y que haya más de ellas para que se
realice la obra de ganar almas para Cristo. A menudo puede ser
necesario empezar la obra del sanatorio en la ciudad, pero nunca
construyáis un sanatorio en una ciudad. Arrendad un edificio, y con-
tinuad buscando un lugar adecuado fuera de la ciudad. Los enfermos
deben ser alcanzados, no por construcciones masivas, sino por el
establecimiento de muchos sanatorios pequeños, los cuales deben
ser como luces que brillen en lugares oscuros. Los que se dedican
a esta obra deben reflejar la luz del rostro de Cristo. Han de ser
como sal que no ha perdido su sabor. Mediante la obra del sanatorio,
efectuada de una forma adecuada, la influencia de la religión pura y
verdadera se extenderá a muchas almas.
De nuestros sanatorios deben salir obreros bien preparados para
ir a lugares donde nunca se haya proclamado la verdad, y hacer obra
misionera para el Maestro.—
Carta 17, 1905
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