Página 101 - El Ministerio Pastoral (1995)

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Las relaciones de la familia pastoral
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puedo aparecer como justificando su conducta en relación con su
vida matrimonial. El abandonar a su esposa y su familia es una
ofensa a Dios, y debo presentar el asunto como es ante el presidente
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de la asociación, el pastor Williams. Yo esperaba que, cuando usted
se diera cuenta de su engaño, se arrepentiría de su conducta con el
arrepentimiento del cual no hay que arrepentirse. Pero la experiencia
en Armadale y la carga que tuve que llevar, hizo que sufriera mucho;
y me fueran revelados más plenamente asuntos relacionados con
su vida pasada... Usted pensó que podría recibir credenciales de
ministro del evangelio pero, si se las hubieran extendido, habrían
traído reproche sobre la causa de Dios. Usted se presenta como
alguien que ha sido el perjudicado, pero su esposa es la que ha sido
más perjudicada. Ella nunca debería haber sido tratada como usted
la ha tratado. Usted procedió de tal manera con sus pequeños, que a
su esposa no le quedaba más que alejarse de usted. El corazón de
ella fue herido, magullado, y quedó prácticamente trastornada por
su gobierno despótico y dominante al disciplinar a sus hijos.—
Carta
18, 1896
.
Los hijos
El primer deber de los ministros es hacia sus hijos
—Los de-
beres propios del predicador lo rodean, lejos y cerca; pero su primer
deber es para con sus hijos. No debe dejarse embargar por sus de-
beres exteriores hasta el punto de descuidar la instrucción que sus
hijos necesitan. Puede atribuir poca importancia a sus deberes en
el hogar; pero en realidad, sobre ellos descansa el bienestar de los
individuos y de la sociedad. En extenso grado, la felicidad de los
hombres y mujeres y el éxito de la iglesia dependen de la influencia
ejercida en el hogar. Hay intereses eternos implicados en el debido
desempeño de los deberes diarios de la vida. El mundo no necesita
tanto a grandes intelectos como a hombres buenos, que sean una
bendición en sus hogares.—
Obreros Evangélicos, 215
.
No importa cuan talentoso sea, si está descuidando a sus
propios hijos no está sirviendo mejor a Dios
—Quienes se dan
cuenta de su deficiencia en un asunto que concierne a la felicidad
y la utilidad de generaciones futuras, deberían hacer del tema del
gobierno de la familia su estudio más diligente. Como una objeción