Página 115 - El Ministerio Pastoral (1995)

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Las relaciones dentro de la iglesia
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deben estar dispuestos a ser siervos de todos, en vez de creerse exal-
tados sobre los hermanos, y deben poseer un espíritu bondadoso
y cortés. Si llegan a errar, deben estar dispuestos a confesarlo ca-
balmente. La sinceridad de las intenciones no puede usarse como
excusa por no confesar los errores. La confesión no reduciría la
confianza de la iglesia en el mensajero, mientras que él daría un
buen ejemplo; se alentaría un espíritu de confesión en la iglesia, y
el resultado sería una dulce unión. Los que profesan ser maestros,
deben ser dechados de piedad, mansedumbre y humildad, es decir,
deben poseer un espíritu bondadoso, a fin de ganar almas para Jesús
y la verdad de la Biblia. Un ministro de Cristo debe ser puro en su
conversación y en sus acciones. Debe recordar siempre que está ma-
nejando las palabras de la inspiración, las palabras de un Dios santo.
Debe recordar también que la grey ha sido confiada a su cuidado,
y que él ha de llevar sus casos a Jesús e interceder por ellos como
Jesús intercede por nosotros ante el Padre.—
Primeros Escritos, 102,
103
.
Ayude a su iglesia a entender porque no debe esperar que
el ministro los atienda
—Mi corazón se ha llenado de tristeza al
dar una mirada al campo y ver lugares áridos. ¿Qué significa és-
[117]
to? ¿Quienes son los representantes de Jesucristo? ¿Quién siente
preocupación por las almas que no pueden recibir la verdad hasta
que se les lleva? Nuestros ministros están rondando por las iglesias,
como si el ángel de misericordia no estuviera haciendo esfuerzos
por salvar almas.
Dios hace responsables a estos ministros de las almas de aquellos
que están en oscuridad. El no los llama para ir a los campos que no
necesitan médico. Establezcan sus iglesias con el entendimiento de
que no deben esperar que el ministro los atienda y los esté alimen-
tando continuamente. Ellos tienen la verdad; saben qué es la verdad.
Deben tener sus propias raíces. Deben excavar bien profundo, para
que puedan llegar alto y aún más alto. Deben estar bien arraigados y
cimentados en la fe.—
The Ellen G. White 1888 Materials, 1752
.
La congregación—El deber de los miembros
Los miembros deben luchar con Dios en favor de sus minis-
tros
—Hermanos y hermanas, ¿se han olvidado que sus oraciones