Cómo obtener decisiones
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La decisión pública
Para obtener decisiones, Cristo debe ser colocado por enci-
ma de la teoría
—Muchos de nuestros ministros han cometido un
grave error al dar discursos completamente dedicados a los argu-
mentos. Hay almas que escuchan la teoría de la verdad y quedan
impresionadas por las evidencias que se presentan, y luego, si una
parte del discurso revela a Cristo como Salvador del mundo, la semi-
lla sembrada puede brotar y llevar fruto para gloria de Dios. Pero en
muchos discursos no se presenta la cruz de Cristo ante la gente. Tal
vez algunos estén escuchando el último sermón de su vida y algunos
no volverán a estar en condiciones tales que se pueda volver a pre-
sentarles la cadena de verdad y darle una aplicación práctica a sus
corazones. Esta oportunidad áurea se habrá perdido para siempre. Si
Cristo y su amor redentor hubiesen sido ensalzados en relación con
la teoría de la verdad, esto podría haberlos hecho inclinarse hacia su
lado.—
Joyas de los Testimonios 1:525, 526
.
La elocuencia puede ocultar la verdad y no producir deci-
siones
—El que usa palabras elocuentes, simplemente hace que la
gente olvide la verdad, que está mezclada con su oratoria. Cuando
la exitación desaparece, se encuentra que la Palabra de Dios no se
ha fijado en la mente; ni se ha obtenido la más simple comprensión.
La gente puede salir de la iglesia, y pude hablar admirada de las
facultades oratorias del hombre que les ha predicado, pero pueden
no haber sido convencidas de la verdad, ni llevadas más cerca del
punto de decisión. Ellas hablan del sermón de la misma manera que
hablarían de una representación teatral, y del ministro, de la misma
manera que si fuera un actor de teatro. Puede que vuelvan de nuevo
a escuchar la misma clase de discurso, y puede que de nuevo salgan,
sin ser impresionadas, ni alimentadas.—
La Voz: Su Educación y
Uso Correcto, 311
.
Se deben hacer llamados de decisión en cada reunión
—Una
acción pronta, enérgica y ferviente puede salvar a un alma indecisa.
Nadie puede decir cuánto se pierde al intentar predicar sin la unción
del Espíritu Santo. En toda congregación hay almas que están vaci-
lantes, casi persuadidas a entregarse plenamente a Dios. La decisión
se hace para ahora y para la eternidad. Pero muy a menudo ocurre
que un pastor no tiene el espíritu y el poder del mensaje de verdad en