El evangelismo público
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mismos para seguir sus métodos, atraerán y retendrán a grandes
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auditorios ahora, como Cristo retuvo a la gente en sus días... Cuando
la verdad en su carácter práctico sea presentada con instancia ante
los oyentes porque los amáis, las almas se convencerán porque el Es-
píritu Santo de Dios impresionará sus corazones.—
El Evangelismo,
95, 96
.
Se deben entrenar a asociados para formar parte del equipo
evangelístico
—Cuando se hace un esfuerzo por introducir la verdad
en un lugar importante, nuestros predicadores deben prestar aten-
ción especial a la instrucción y preparación de aquellos que han
de cooperar con ellos. Se necesitan colportores y personas aptas
para dirigir estudios bíblicos en las familias, para que mientras los
predicadores trabajan con la Palabra y doctrina, aquellos también
atraigan personas a la verdad.—
MP, 341
.
No dependa de cantantes mundanos y de exhibiciones tea-
trales para despertar el interés
—En sus esfuerzos por alcanzar
a la gente, los mensajeros del Señor no deberán seguir el ejemplo
del mundo. En las reuniones que se realizan, no deben depender de
cantantes mundanos y de despliegue teatral para despertar el interés.
¿Cómo puede esperarse que los que no tienen ningún interés en la
Palabra de Dios, los que nunca han leído su Palabra con un sincero
deseo de comprender sus verdades, canten con el espíritu y el enten-
dimiento? ¿Cómo pueden sus corazones estar en armonía con las
palabras del canto sagrado? ¿Cómo puede el coro celestial unirse
en una música que es solamente un formalismo?—
El Evangelismo,
371
.
Los seminarios
La enseñanza combinada con discusión es una manera muy
efectiva de esparcir nuestro mensaje
—Durante la temporada pa-
sada, el Hno. Geymet estuvo visitando y presentando clases bíblicas
a las personas en estos establos. Cuando nosotros estuvimos allí,
estaba celebrando dos reuniones por semana en un establo del Valle
de Angrogna, como a diez kilómetros de Torre Pellice. El interés era
bueno, y la asistencia promedio era entre cuarenta y cincuenta. Allí,
en el piso de tierra del establo, a veces cubierto con hojas o paja, o
en tablas puestas sobre cajas, se sentaban y escuchaban durante una