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El Ministerio Pastoral
a ellos a sus fiestas en sus casas, para, de ser posible, exhibir ante
ellos sus más abundantes provisiones. Jesús buscaba extender su
visión, mostrarles que tenían un deber, que era obligatorio para ellos
en todo tiempo, y éste era ministrar a los pobres, a los paralíticos,
a los lisiados y a los ciegos. También los haría considerar el hecho
que ninguna obra hecha a los necesitados, los afligidos, y sufrientes,
perdería su recompensa.—
The Signs of the Times, 14 de mayo de
1896
.
Cristo contesta las oraciones de los afligidos enviando a sus
seguidores
—No obra un milagro enviando maná del cielo, no envía
cuervos para llevarles alimento; pero obra un milagro en los corazo-
nes humanos. Ahuyenta el egoísmo del alma; destapa la fuente de la
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benevolencia. Pone a prueba el amor de sus profesos seguidores al
confiarles los afligidos y angustiados, los pobres y los huérfanos, a
sus tiernas misericordias. En un sentido especial, estos son los pe-
queños a quienes Cristo estima, y descuidarlos es ofenderlo a él. Los
que los descuidan están descuidando a Cristo en la persona de sus
afligidos. Cada acto de bondad hecho a ellos en el nombre de Cristo
es aceptado por él como si hubiera sido hecho a él mismo, pues iden-
tifica su intereses con los de la humanidad doliente, y ha confiado a
su iglesia la gran obra de socorrer a Jesús al ayudar y bendecir a los
necesitados y dolientes. La bendición del Señor descansará sobre
todos los que los ayuden con corazones dispuestos.—
El Ministerio
de la Bondad, 224
.
Enseñe a los afligidos a ayudarse a sí mismos
—Esto significa
enseñar al imprevisor la necesidad de la economía. Hay miles de
viudas y huérfanos, jóvenes y ancianos, afligidos y lisiados, que de-
ben ser enseñados cómo ayudarse a sí mismos. Muchos que guardan
cama, no están capacitados para trabajar. Pero a los que pueden
trabajar se les debe hacer notar que si no trabajan, no serán alimen-
tados. Todo el que es capaz de tomar una comida completa es capaz
de trabajar para pagar por su alimento. Si se le hace pagar por su
comida, apreciará el valor del dinero, de la fuerza y del tiempo. Tal
beneficencia conlleva lecciones de gran valor. No solamente mi-
nistra a las necesidades del pobre, sino les enseña a cuidar de sí
mismos.—
Manuscrito 156a, 1901
;
Battle Creek Letters, 46
.
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