Página 173 - El Ministerio Pastoral (1995)

Basic HTML Version

El reclutamiento y entrenamiento de voluntarios
169
oportunidad justa. Aquellos que podrían ser trabajadores, que ven la
gran necesidad de obreros consagrados en la iglesia y en el mundo,
deben buscar fuerza en los lugares secretos de oración. Deben seguir
adelante en su labor, y Dios los bendecirá, y los tornará en bendición
para otros. Tales miembros darían fuerza y estabilidad a la iglesia.
Es la falta de ejercicio espiritual lo que hace a los miembros de la
iglesia tan débiles e ineficientes. De nuevo preguntaría, ¿quién es
culpable por el estado de las cosas que hoy existen?—
The Review
and Herald, 9 de julio de 1895
.
Todo cristiano es ungido para la misión de compartir a Cris-
to
—No es solamente la responsabilidad del ministro la de represen-
tar a Cristo al mundo, sino la de todo miembro de la iglesia. Ellos
han de recibir los rayos de luz de Cristo, y reflejarlos a las almas ce-
gadas por el error e infatuadas con las doctrinas falsas. Han de llevar
en alto el verdadero estandarte de justicia, el cual es la santa ley de
Dios, mientras que el mundo levanta el estandarte falso. Satanás está
buscando presentar luz como tinieblas y tinieblas por luz, la verdad
por error y el error por verdad. El extinguiría cada rayo de luz que
brilla desde el trono de Dios, y en su lugar pondría su oscuridad.
Pero los hijos de Dios están aquí, cada uno de ellos, con el propósito
de iluminar al mundo. Mientras más despreciada, contrarestada y
condenada sea la luz, mayor es la evidencia que tienen que su tarea
es permitir que su luz brille hacia otros. Ellos reciben sus órdenes
de Dios para guiar almas a la justicia, a la verdad y al cielo. La
antorcha de la verdad debe brillar ante los ojos de los que la anhelan
así como de los que no la desean. Cuando Cristo ascendió al cielo,
la iglesia debía ser el agente, el medio a través del cual la luz sería
dada al mundo. “Vosotros sois la luz del mundo”. Se requiere que
todo individuo cristiano sea una luz viviente y radiante en el mundo.
Debe luchar con Dios en oración secreta; entonces irá adelante en el
espíritu de Cristo para conversar con los hombres. Ungido para esta
misión, llevará consigo la atmósfera del paraíso. Sus palabras serán
bien escogidas, y su rostro reflejará la imagen de su Maestro. Será
la luz del mundo, una epístola viviente conocida y leída por todos
los hombres.—
The Review and Herald, 8 de marzo de 1887
.
Todo miembro debe ser educado para hacer la obra para la
cual esté mejor adaptado
—Sábado tras sábado muchos de uste-
des oyen la voz del predicador viviente, pero, ¿cuántos sienten la