Página 18 - El Ministerio Pastoral (1995)

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Capítulo 1—La devoción personal
Debemos tener un ministerio convertido
—La eficiencia y el
poder del ministro verdaderamente convertido haría temblar a los
hipócritas de Sión y atemorizaría a los pecadores. El estandarte de
la verdad y la santidad está desapareciendo en el polvo. Si quienes
tocan las notas solemnes de amonestación para este tiempo recono-
cieran su responsabilidad para con Dios, verían la necesidad de orar
fervientemente. Cuando las ciudades eran silenciadas en el sueño
de medianoche, cuando cada hombre habíase marchado a su propia
casa, Cristo, nuestro ejemplo, se retiraba al Monte de los Olivos,
y allí, entre las sombras de los árboles, pasaba la noche entera en
oración. Aquel que no tuvo ninguna mancha de pecado,—fuente
inagotable de toda bendición, cuya voz fue escuchada en la cuarta
velada de la noche con bendición celestial por sus aterrorizados
discípulos en el tormentoso mar; y cuyas palabras podían reclamar a
los muertos de sus tumbas,—fue el que suplicó con gran clamor y
lágrimas. Oró no sólo por sí mismo, sino por aquellos a quienes vino
a salvar. Al llegar a ser el suplicante, buscando de las manos de su
Padre nuevas fuerzas, y regresando renovado y revigorizado como
el sustituto del hombre, se identificó a sí mismo con la humanidad
sufriente, y le dio un ejemplo de la necesidad de orar.—
Testimonies
for the Church 4:528
.
A menos que los ministros se conviertan diariamente, nunca
podrán revelar la verdad como es en Jesús
—No me es posible
describir la impresión hecha en mi mente cuando me doy cuenta
que muchos, aun entre los hermanos que enseñan la Palabra, no
son convertidos diariamente. Cristo está listo a impartir sabiduría y
gracia; pero los que tienen puestos importantes de responsabilidad
no pueden guiar a otros por los caminos correctos a menos que
sean convertidos diariamente. Si ellos confían en su propia supuesta
sabiduría, conducirán mal a otros que miran hacia ellos creyendo
que estos ministros entienden el sagrado ministerio que se les ha
confiado. Aquellos que aceptan cargos de responsabilidad necesitan
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