Página 191 - El Ministerio Pastoral (1995)

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La comunión
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tabernáculo y su servicio, que el Señor estableció y no el hombre,
nunca fallarán en recibir beneficio de todo discurso dado, y fuerza
espiritual de cada comunión. Estas ceremonias fueron establecidas
con un propósito. Los seguidores de Cristo han de tener presente
en la mente el ejemplo de Cristo y su humildad. Esta ceremonia
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fomenta la humildad, pero nunca deberá ser llamada humillante, en
el sentido de ser degradante para la humanidad. Es para enternecer
nuestros corazones los unos con los otros.—
The Review and Herald,
31 de mayo de 1898
.
El propósito del lavamiento de los pies es mostrarnos que
ninguna persona es superior a otra
—El propósito de este servicio
es recordar la humildad de nuestro Señor, y las lecciones que nos ha
dado al lavar los pies de sus discípulos. Hay en el ser humano una
disposición a tener un concepto más alto de sí mismo que del de su
hermano, de servirse a sí mismo, de buscar el puesto más elevado;
y a menudo malos pensamientos y un espíritu de amargura brotan
sobre simples bagatelas. Esta ceremonia que precede la cena del
Señor es para aclarar estos malentendidos, para sacar al hombre de
su egoísmo; bajarlo de su ostentosa exaltación propia a la humildad
de espíritu que lo llevará a lavarle los pies a su hermano. No es el
plan de Dios que esto sea diferido porque algunos se consideran
inmerecedores de participar. El Señor lavó los pies de Judas. No
le negó un lugar a la mesa, aunque sabía que abandonaría la mesa
para actuar su parte en la traición de su Maestro. No es posible a los
humanos decir quien es digno, y quien no. Ellos no pueden leer los
secretos del alma. No son ellos quienes deben decir: no participaré
en la ceremonia si tal persona está presente y toma parte. Ni tampoco
Dios ha dejado al hombre para que decida quien participará en estas
ocasiones.—
The Review and Herald, 31 de mayo de 1898
.
El lavamiento de los pies debe ser presentado cuidadosa-
mente a personas que no han sido informadas de antemano
—En
la Palabra de Dios se presentan deberes cuyo cumplimiento man-
tendrá al pueblo de Dios humilde y separado del mundo, y también
impedirá que apostate como las iglesias nominales. El lavamiento
de los pies y la participación en la cena del Señor debieran practi-
carse con más frecuencia. Jesús nos dio el ejemplo y nos dijo que
hiciéramos como él hizo. Vi que su ejemplo debiera seguirse tan
exactamente como sea posible; sin embargo los hermanos y las