La predicación
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El cielo se avergüenza de los predicadores que distan mucho
de hacer lo mejor en el púlpito sagrado
—El cielo se avergüenza
de muchos que trabajan en todos los ramos de la obra, y especial-
mente se avergüenza el cielo de aquellos que son llamados al sagrado
púlpito, y que sin embargo no intentan hacer lo mejor. Muchos leen
los periódicos, revistas y libros, y descuidan el estudio de su Biblia.
No luchan con Dios en su cámara secreta, pidiendo la ayuda que
sólo él puede conceder. Van a sus trabajos sin el Espíritu y sin Cris-
to. Los ministros se presentan ante sus congregaciones, predicando
fragmentos de un trillado y largo discurso, en vez de presentar a
la gente una porción fresca de alimento a su debido tiempo. En-
tran en temas áridos o controversiales, y el rebaño del Señor no es
alimentado.—
The Review and Herald, 20 de mayo de 1890
.
La predicación bíblica
Muchos ministros toman un texto de San Pablo y predican
de los periódicos
—Los discursos floridos no serán suficientes para
alimentar el alma del hambriento hijo de Dios. Esto será seguido
por un deseo que dará una voz de alerta a muchos de los corazones
alimentados por lo que llaman “sermones ingeniosos”. Un hombre
inteligente declaró, “¡Oh, si mi pastor me diera algo más que flores,
períodos brillantes, y gratificaciones intelectuales! Mi alma está
hambrienta del Pan de Vida. Anhelo algo simple, nutritivo y bíblico”.
Daniel Webster pronunció estas enérgicas palabras: “Si el clérigo de
nuestro días volviese a la simplicidad del Evangelio de la verdad, y
le predicara más a los individuos y menos a la multitud, no habría
tantas quejas de la decadencia de la verdadera religión. Muchos de
los ministros de hoy toman un texto de San Pablo, y predican de los
periódicos. Cuando ellos hacen eso, prefiero gozar de mis propios
pensamientos, en vez de escuchar. Yo quiero que mi pastor venga a
mi en el espíritu del Evangelio, diciendo, ‘Usted es mortal. Su tiempo
de prueba es breve, su obra debe ser hecha rápidamente. ... Usted se
está acercando al juicio de Dios. El Juez está a las puertas’”.—
The
Review and Herald, 23 de junio de 1891
.
Los pastores bien educados pueden no estar alimentando el
rebaño si no toman en cuenta la excelencia de las Escrituras
—
Sin embargo, los oráculos de Dios han sido tan manifiestamente