La predicación
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descuidar el solemne mensaje a los laodicenses. El testimonio del
Testigo Verdadero no es un mensaje suave. El Señor no nos dice:
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Estáis más o menos bien; habéis sorportado castigos y reproches que
nunca merecisteis; habéis sido desalentados por la severidad; no sois
culpables de los males y pecados por los cuales se os reprendió.—
Joyas de los Testimonios 1:332, 333
.
No escoja temas que le agradan a la gente y que no ofendan
a nadie
—Algunos ministros escogen para sus sermones temas que
agradarán a la gente y no ofenden a nadie. Esto es rechazar la
cruz de Cristo. Usted ve un hombre egoísta; otro controlado por el
orgullo y la pasión; otro robando a Dios en los diezmos y ofrendas;
y otro dudando y no creyendo. No deje que los engañados queden
cegados por el enemigo en cuanto a su posición espiritual. Para
cada uno de ellos hay un mensaje especial en la Palabra de Dios.
Ore pidiendo sabiduría para poder presentar las instrucciones de la
Palabra sagrada, de tal manera que todos puedan ver los defectos de
su carácter, y lo que se espera de ellos a fin de que se sometan a los
verdaderos principios. Gane su confianza y aprecio. Hágales ver la
verdad como es en Cristo para que la lleven en sus corazones; pues
no hay otro poder que pueda mantener al alma inmutable.—
The
Review and Herald, 17 de junio de 1884
.
Lo positivo
Mostremos que tenemos una esperanza viva
—He sido dirigi-
da por el Espíritu de Dios a las muchas palabras de aliento que nos
han sido dadas en los Salmos. Si más de nuestros ministros sintieran
el mismo anhelo que Dios siente por las almas, su pueblo se aco-
gería a estas palabras de ánimo, y el agradecimiento y la alabanza
brotarían de los labios humanos. Animo y esperanza llegarían a mu-
chas almas que ahora están tristes y desanimadas. Si nuestra gente
se diera cuenta de las posibilidades que hay de tener más fe y de
orar más, habría un decidido cambio en nuestras iglesias. Aquellos
que ahora están deprimidos y preocupados, serían levantados de
su desánimo y se regocijarían en el Señor. Hermanos y hermanas,
mostremos que tenemos una esperanza viva, que nuestro servicio es
un servicio vivo.—
(Australasian) Union Conference Record, 29 de
abril de 1907
.