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El Ministerio Pastoral
Ruegue por el calor del amor de Cristo
—Los pastores de-
masiado a menudo desempeñan el papel de críticos, mostrando su
capacidad y su agudeza para la polémica. Pasa un sábado tras otro y
apenas se hace una impresión de la gracia de Cristo en los corazones
y las mentes de los oyentes. Así el ministerio llega a ser considerado
como algo sin importancia. Todo el cielo está trabajando por la sal-
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vación de los pecadores; y cuando el más pobre de la familia humana
acude arrepentido a su Padre, como el hijo pródigo, hay gozo en la
hueste celestial. Hay calor y cortesía y amor en el cielo. Acudan los
pastores a Dios en oración, confesando sus pecados, y con toda la
sencillez de un niñito pidan las bendiciones que necesitan. Rogad
por el calor del amor de Cristo, y entonces colocadlo en vuestros
discursos, y que nadie tenga ocasión de salir y decir que las doctrinas
que creéis os incapacitan para expresar simpatía por la humanidad
que sufre, que tenéis una religión sin amor.—
Testimonios para los
Ministros, 153, 154
.
La convicción
Los mensajes de Cristo penetraban la conciencia y revela-
ban los pensamientos más íntimos
—Cuando Cristo predicaba, su
mensaje era como una aguda espada de dos filos, que penetraba
en la conciencia de los hombres y revelaba sus pensamientos más
íntimos. La obra que hizo Cristo también ha de ser realizada por sus
fieles mensajeros. Deben predicar la Palabra con sencillez, pureza
y absoluta integridad. Los que trabajan mediante la Palabra o la
doctrina deben ser fíeles a su cometido. Deben velar por las almas
como quienes tendrán que rendir cuentas. Jamás deberían revestir
un “Así dice Jehová” con palabras engañosas de humana sabiduría.
Así es como destruyen su energía viviente, así es como lo debilitan
y lo tornan ineficaz, a tal punto que no logra convencer de pecado.
Cada palabra pronunciada bajo la dirección del Espíritu Santo estará
llena de un profundo afán por la salvación de las almas.—
Mensajes
Selectos 2:181
.