Página 248 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
salvación. Algunos están tan adormecidos que parecen no tener con-
ciencia de la tarea de un ministro del evangelio. No consideran que
como médicos espirituales se requiere que sean capaces de adminis-
trar sanamiento a las almas enfermas de pecado. La obra de advertir
a los pecadores, de llorar por ellos y rogar con ellos se ha descuidado
al punto que muchas almas ya no pueden ser sanadas. Algunos han
muerto en sus pecados, y en el juicio reprocharán por su culpabi-
lidad a los que podrían haberlos salvado, pero que no lo hicieron.
Ministros infieles, ¡qué retribución os espera!—
Testimonios para la
Iglesia 2:449
.
Buscad por doquiera a los apóstatas con el mensaje de mise-
ricordia
—Dios trabajará poderosamente con sus ministros cuando
sus corazones estén llenos de amor por las pobres ovejas perdidas de
la casa de Israel. Buscad a los apóstatas, a los que una vez sabían qué
era la religión, y presentadles el mensaje de misericordia.—
Consejos
sobre la Salud, 534
.
Una oveja extraviada llena al pastor de pesar y ansiedad
El pastor que descubre que falta una de sus ovejas, no mira des-
cuidadamente el rebaño que está a salvo y dice: “Tengo noventa y
nueve, y me sería una molestia demasiado grande ir en busca de la
extraviada. Que regrese y yo abriré la puerta del redil y la dejaré
entrar”. No; tan pronto como se extravía la oveja, el pastor se lle-
na de pesar y ansiedad. Cuenta y recuenta el rebaño, y no dormita
cuando descubre que se ha perdido una oveja. Deja las noventa y
nueve y va en busca de la perdida. Cuanto más oscura y tempestuosa
es la noche, y más peligroso el camino, tanto mayor es la ansiedad
del pastor y más ferviente su búsqueda. Hace todos los esfuerzos
posibles por encontrar esa sola oveja perdida.—
Palabras de Vida del
Gran Maestro, 146, 147
.
El buen pastor deja las noventa y nueve y busca la oveja per-
dida
—Si hay algún descarriado, el pastor sabe cómo presentar la
verdad de tal manera que el alma sea convencida. El dejará a las
noventa y nueve, y buscará la oveja perdida. Pero si el pastor no
visita a su rebaño; no conoce su condición; no sabe qué verdades
presentarles, ni qué es apropiado en su caso; más que eso, al ma-
nifestar el predicador poco interés en las almas bajo su cuidado,
no puede dar el ejemplo al rebaño para que tenga interés, amor y