Página 249 - El Ministerio Pastoral (1995)

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Los ex-miembros y los miembros inactivos
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un cuidado vigilante por las almas.—
Appeal and Suggestions to
Conference Officers (Ph 2) 18
.
[253]
Ganarlos
En las parábolas de la oveja perdida y la moneda extraviada,
Jesús ilustró la actitud del cielo hacia los descarriados
—Ellos
deben ser cuidadosa y tiernamente guiados, y educados como alum-
nos en un colegio. Muchos tienen que desaprender teorías que han
sido injertadas en sus vidas. Al convencerse que han estado en el
error en relación a temas de la Biblia, son arrojados a la perplejidad
y la duda. Ellos necesitan la mas tierna simpatía y la ayuda más
juiciosa; deben ser cuidadosamente instruidos; y se debe orar por
ellos y con ellos, vigilados y protegidos con la solicitud más amable.
Aquellos que han caído en la tentación y se han descarriado de
Dios, necesitan ayuda. Esta clase es representada en las lecciones
de Cristo mediante la oveja perdida. El pastor dejó las noventa y
nueve en el desierto, y fue en busca de la oveja perdida hasta que la
halló; entonces regresó con regocijo, cargándola sobre sus hombros.
También mediante la ilustración de la mujer que buscó la mone-
da extraviada hasta encontrarla, y juntó a sus vecinos para que se
gozaran con ella pues lo perdido había sido hallado. La conexión
de los ángeles celestiales con el trabajo del cristiano es claramente
sacado a la luz. Hay más gozo en la presencia de los ángeles en
el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve
justos que no necesitan arrepentimiento. Hay gozo con el Padre y
con Cristo. Todo el cielo está interesado en la salvación del hombre.
Aquel que es un instrumento en la salvación de un alma está en
libertad de regocijarse; pues los ángeles de Dios han sido testigos
de sus esfuerzos con el interés más intenso, y se gozan con él en su
triunfo.—
Testimonies for the Church 4:263, 264
.
Que el amor de Cristo lo constriña a sentir compasión hacia
los descarriados
—No olviden los ministros de la cruz de nuestro
Salvador su experiencia en estas cosas, mas tengan siempre presente
que son tan sólo hombres sujetos a error y a las mismas pasiones
que sus hermanos; y que para ayudar a éstos deben ser perseveran-
tes en sus esfuerzos por beneficiarlos, teniendo el corazón lleno de
compasión y amor. Deben acercarse al corazón de sus hermanos,