Página 252 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
sido despedidos para que buscasen trabajos de menos responsabili-
dad y cuidado. ... El rebaño del Señor tiene derecho de esperar ser
visitado por su pastor; de ser instruido y aconsejado en sus propios
hogares. Y si un hombre falla en realizar esta parte de su trabajo,
no puede ser un ministro a la orden de Dios. Las iglesias que tienen
tales obreros están desorganizadas, debilitadas, y enfermizas y listas
para morir. Los sermones no son vitalizados por el Espíritu de Dios,
porque la bendición de Dios no descansará sobre ningún hombre
que esté descuidando el rebaño de Dios.—
Appeal and Suggestions
to Conference Officers (Ph 2) 17, 18
.
Camine en las huellas de Cristo, no visitando el lugar donde
él vivió, sino trabajando como él trabajó
—Entre nuestros obreros
hay algunos que sienten que se ganaría un gran objetivo si sus pies
pudieran pisar el suelo de la antigua Jerusalén. Pero la obra y la
causa de Dios nunca avanzará por el hecho que sus obreros anden
por donde Jesús viajó y realizó milagros. ¿Seguiría usted las huellas
de Cristo, contemplándole en esa choza, ministrando a los pobres;
viéndolo junto a la cama del enfermo, consolando a los sufrientes, y
hablándoles de esperanza y valor a los desalentados? Aquellos que
caminan en las huellas de Jesús harán como él. “Si alguno quiere
venir en pos de mí”, dijo él, “niéguese a sí mismo, tome su cruz cada
día, y sígame”.—
The Review and Herald, 30 de julio de 1901
.
Visite con un propósito
—A muchos les encanta predicar, pero
rehuyen la labor que se requiere para sacar a las almas del pecado.
Hay hombres muriendo en todo nuestro alrededor, y nosotros no
hemos hecho ningún esfuerzo especial para hablarles seria, intere-
sada y afectuosamente, como Cristo lo hubiera hecho si estuviera
en la tierra. Somos los embajadores de Cristo, centinelas de la casa
de Israel, para ver los peligros que le esperan a las almas, y amo-
nestarlas. El pastor es el pastor de las ovejas, y debe protegerlas,
alimentarlas, amonestarlas, reprenderlas o alentarlas, según lo exija
el caso. Hay visitación que hacer, no para tener una conversación
agradable, sino para hacer el trabajo que se requiere de un centinela.
Debe haber conversación seria y oración con estas almas. Esta es la
clase de trabajo que da una valiosa experiencia de edificar el reino
de Cristo.—
The Review and Herald, 20 de octubre de 1896
.
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Se deben nombrar mujeres para la visitación
—Las mujeres
que estén dispuestas a consagrar parte de su tiempo al servicio del