El ministerio personal a los miembros
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Señor deben ser nombradas para visitar a los enfermos, cuidar de
los jóvenes, y ministrar a los pobres en sus necesidades. Deben
ser apartadas para este trabajo mediante la oración y la imposición
de manos. En algunos casos necesitarán buscar el consejo de los
oficiales de la iglesia o los ministros; pero si son mujeres devotas,
que mantienen una conexión vital con Dios, serán un poder para
el bien en la iglesia. Esta es otra manera de fortalecer y edificar a
la iglesia. Necesitamos ampliar más nuestros métodos de trabajo.
Ninguna mano debe ser atada, ni un alma desalentada, ninguna voz
callada; dejad que cada individuo trabaje, privada o públicamente,
para ayudar en el adelanto de esta gran labor. Poned las cargas sobre
hombres y mujeres de la iglesia, para que crezcan con el ejercicio,
y así lleguen a ser agentes efectivos en las manos del Señor para la
iluminación de aquellos que están en tinieblas.—
The Review and
Herald, 9 de julio de 1895
.
Menos sermones y más obra personal
Emplear menos tiempo sermoneando y más en el ministerio
personal
—Es necesario acercarse a la gente por medio del esfuerzo
personal. Si se dedicara menos tiempo a sermonear y más al servicio
personal, se conseguirían mayores resultados. Hay que aliviar a los
pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes,
instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos. Hemos de
llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se regocijan.
Acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del
poder del amor de Dios, esta obra no será ni puede ser infructuosa.—
El Ministerio de Curación, 102
.
Se logra diez veces más mediante la visitación y la conversa-
ción con sus feligreses
—No es suficiente predicar a los hombres;
debemos orar con ellos y por ellos; no nos debemos mantener fría-
mente alejados de ellos, sino acercarnos con simpatía a las almas
que deseamos salvar, visitarlas y conversar con ellas. El ministro
que hace el trabajo fuera del púlpito en forma correcta logrará diez
veces más resultados que el que se concreta a trabajar sólo desde el
púlpito.—
The Review and Herald, 8 de agosto de 1878
.
Los miembros entrenados a depender de la predicación, ha-
cen poco por Cristo
—Y el trabajo del ministro no termina con la