Capítulo 40—La visitación a los miembros de
grupos especiales
La familia
Visitar a la familia puede ser la obra más provechosa que el
ministro haga
—Esta parte de la obra pastoral no ha de descuidarse
o confiarse a la esposa o a alguna otra persona. Debéis educaros y
enseñaros a vosotros mismos a visitar cada familia a la cual podáis
tener acceso. Los resultados de esta obra testificarán de que es
el trabajo más provechoso que un ministro del Evangelio puede
hacer.—
El Evangelismo, 322
.
La manera de medir la eficacia de su predicación es visitan-
do a las familias a quienes les predicó
—¿Cómo va a saber usted
si la palabra hablada desde el púlpito ha sido sabor de vida para
vida, a menos que visite a las familias, ore con ellas, y descubra el
verdadero estado de sus mentes y la condición real de su experiencia,
para que pueda señalarles al Cordero de Dios, que quita el pecado
del mundo? Hay necesidad que el hálito de Dios sople sobre ellos,
y les dé vida espiritual. Las iglesias necesitan ser iluminadas con
respecto a la religión práctica en la vida hogareña.—
Address to
Ministers (Ph 118), 17
.
Hablar palabras de ayuda y de aliento en el hogar es mucho
más efectivo que predicar
—Esta es obra misionera en el hogar, una
obra que los ministros de Dios deben afanarse por hacer fielmente.
No deben solamente predicar; sino deben ministrar yendo de casa
en casa, llegando a conocer a las diferentes familias de la iglesia,
algunas de los cuales pueden estar convertidas, mientras que otras
están aún sin Dios y sin esperanza en el mundo. Es posible predicar
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muchos sermones sin realizar el trabajo esencial para el bienestar del
pueblo de Dios. Los discursos dados deben ser seguidos con labor
personal. La obra que se puede hacer visitando a las personas en
sus hogares, y hablándoles palabras de consuelo y de aliento, será
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