Página 258 - El Ministerio Pastoral (1995)

Basic HTML Version

254
El Ministerio Pastoral
mucho más efectiva que el trabajo hecho con la predicación.—
The
Review and Herald, 31 de enero de 1899
.
Cuando visite procure conversar con todos los miembros de
la familia, ya sea que profesen la verdad o no
—Las visitas de
casa en casa constituyen una parte importante de las labores del
ministro. Debería tratar de conversar con todos los miembros de
la familia, ya sea que profesen la verdad o no. Es deber suyo afir-
mar la espiritualidad de todos; y debería vivir tan cerca de Dios
que pueda aconsejar, exhortar, y reprender con cuidado y sabiduría.
Debería tener la gracia de Dios en su propio corazón, y la gloria
de Dios constantemente en vista. Toda liviandad y trivialidad está
definidamente prohibida en la Palabra de Dios. Su conversación
debería referirse al Cielo; sus palabras deberían estar sazonadas con
gracia.—
Testimonios para la Iglesia 2:303
.
La oración debe ser parte de cada visita familiar
—Hay otro
punto que casi había olvidado. Es la influencia que el predicador
debiera ejercer en su ministerio. Su obra no consiste simplemente
en hablar desde el púlpito. Sólo comienza allí. Debiera visitar a las
diferentes familias, y llevar a Cristo allí, llevar sus sermones allí,
llevarlos en sus acciones y sus palabras. Cuando visita a una familia
debiera averiguar cuál es su condición. ¿Es él el pastor del rebaño?
La obra del pastor no se hace toda desde el púlpito. Debiera hablar
con todos los miembros del rebaño, con los padres para conocer
su posición y con los hijos para conocer la de ellos. Un ministro
debiera alimentar al rebaño del cual Dios lo ha hecho mayoral. Sería
agradable ir a casa y estudiar; pero si hacen esto en perjuicio de la
obra que Dios les ha encomendado, hacen mal. Nunca entren a un
hogar sin reunirlos a todos, y postrarse y orar con ellos antes de salir.
Interésense por la salud de sus almas. ¿Qué hace un buen médico?
Se interioriza de los detalles del caso, luego procura administrar los
medicamentos. Así mismo el médico del alma debiera interiorizarse
de las enfermedades espirituales que afligen a los miembros de
su rebaño, luego administrarles los medicamentos apropiados, y
pedirle al gran Médico que venga en su ayuda. Dénles la asistencia
que necesitan. Esos ministros recibirán todo el respeto y el honor
que se debe a los ministros de Cristo. Y al trabajar por los demás,
mantendrán viva su propia alma. Deben extraer fortaleza de Dios