Página 30 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
Puede ser que los ministros no valoren la verdad que ellos
presentan
—El mundo debe ser amonestado de su inminente ruina.
El letargo de quienes se encuentran en el error es tan profundo,
tan mortífero, que se necesita la voz de Dios a través de un minis-
tro bien alerta para despertarlos. A menos que los ministros estén
convertidos, las personas no lo estarán. El frío formalismo que pre-
valece hoy entre nosotros debe dar lugar a la energía viviente de una
santidad experimentada. No hay falla en la teoría de la verdad; es
perfectamente clara y armoniosa. Pero los ministros jóvenes podrán
hablar de la verdad con gran fluidez, y aún así no tener un verdadero
entendimiento de las palabras que emiten. Ellos no aprecian el valor
de la verdad que presentan, y no se dan cuenta del efecto que ha
causado en quienes, con oraciones y lágrimas, en medio de pruebas y
oposición, la han buscado como a tesoros escondidos. Cada eslabón
nuevo en la cadena de la verdad era tan precioso para ellos como
el oro refinado. Estas cadenas están ahora ligadas en una perfecta
unidad. Se han sacado verdades de los desechos de la superstición y
el error, con oración ferviente pidiendo luz y conocimiento, y han
sido presentadas a las personas como perlas preciosas de un valor
incalculable.—
Testimonies for the Church 4:445, 446
.
El Señor mantiene la verdad fresca, colocándola en un nue-
vo marco
—¿De qué otra manera podréis saber que el Señor está
dando evidencias renovadas de su verdad, colocándola en un nuevo
marco, para que el camino del Señor sea preparado? ¿Qué planes
habéis estado trazando para que nueva luz sea infundida en las fi-
las del pueblo de Dios? ¿Qué evidencias tenéis de que Dios no ha
enviado luz a sus hijos? Toda suficiencia propia, egoísmo y orgu-
llo por las opiniones deben ponerse a un lado. Debemos venir a
los pies de Jesús y aprender de Aquel que es manso y humilde de
corazón.—
Mensajes Selectos 1:484
.
Lealtad a la doctrina adventista
Enseñar la doctrina y tratar con las mentes humanas es la
tarea más hermosa jamás confiada al hombre
—Hay una obra
pastoral que hacer, y ésta significa reprobar y exhortar con toda lon-
ganimidad y doctrina; esto implica que él debe presentar la Palabra
de Dios, para mostrar dónde hay deficiencias. Si hay algo en el