Página 31 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El adventismo—un movimiento mundial único
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carácter de los profesos seguidores de Cristo, el pastor debe sentir
ciertamente la preocupación por ello, y no mandar despóticamente
sobre la herencia del Señor. El tratar con mentes humanas es la
tarea más hermosa que jamás fuera confiada al hombre mortal.—
El
Evangelismo, 255, 256
.
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Los mismos ministros deben ser convertidos primeramente
a la verdad
—Yo asistí al concilio ministerial e hice importantes
observaciones en cuanto a la necesidad de la escuela de teología, y a
la importancia de que los ministros pasen algo de tiempo en obtener
entrenamiento en dar estudios bíblicos, lo cual los calificaría mejor
para su trabajo. Esto los colocaría en una posición más favorable
para obtener un mejor conocimiento de cómo trabajar. Esto es nece-
sario porque ha habido tantas ideas contrarias en nuestro medio, que
las iglesias han recibido teorías muy confusas en cuanto a la verdad
para este tiempo. Es importante que nuestros ministros presenten
lo mismo en todas las iglesias, y que no le den un sonido incierto a
la trompeta. Nuestros ministros necesitan ser convertidos primera-
mente a la verdad ellos mismos. Entonces podrán ir a todas partes
llevando el mensaje de la verdad para este tiempo.—
Manuscript
Releases 3:193
.
No debemos hacer menos prominentes las verdades especia-
les que nos han separado del mundo
—Los hombres no necesitan
vacilar al comunicar el mensaje que estamos llevando. No deben
tratar de ocultarlo, ni esconder su origen y propósito. Sus defensores
deben ser hombres que no guarden silencio ni de día ni de noche.
Puesto que hemos hecho solemnes votos ante Dios y hemos sido
comisionados como mensajeros de Cristo, como administradores de
la gracia de Dios, tenemos la obligación de declarar fielmente todo
el consejo del Señor. No debemos restar prominencia a las verdades
especiales que nos han separado del mundo y han hecho de nosotros
lo que somos, porque están llenas de asuntos de interés eterno. Dios
nos ha dado luz con respecto a las cosas que están ocurriendo ahora,
en la última etapa de la historia y hemos de proclamar la verdad al
mundo con la pluma y la voz, no en una forma tímida e insípida,
sino con demostración del Espíritu y el poder de Dios. El avance del
mensaje implica los más tremendos conflictos, y los resultados de
su promulgación revisten importancia tanto para el cielo como para
la tierra.—
Testimonios para los Ministros, 470
.