Jesús como el pastor modelo
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tiempo de Cristo, el monte de los Olivos era con frecuencia un lugar
para la devoción. Las colinas y los valles alrededor de Jerusalén,
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hoy tan secos y áridos, estaban entonces llenos de plantíos de olivos
y huertas, y era allí donde los fieles de Israel iban a menudo a
escudriñar las Escrituras y a orar. El Jardín del Getsemaní estaba
entre los lugares así frecuentados. Fue en este lugar, cuando la
ciudad de Jerusalén estaba envuelta en el silencio de la medianoche,
que Jesús a menudo se retiraba para tener comunión con su Padre.
Cuando aquellos a quienes les había ministrado todo el día se iban a
sus hogares, leemos, Jesús “se retiró al monte de los Olivos”. A veces
llevaba a sus discípulos con él a ese lugar de descanso, para que
uniesen sus oraciones a las de él. En la oración Cristo obtenía poder
de Dios, y prevalecía. Mañana tras mañana, y noche tras noche, él
recibía gracia para poder impartir a otros. Entonces, con su alma
henchida de gracia y fervor, salía a ministrar a las almas de los
hombres.—
The Signs of the Times, 15 de julio de 1908
.
Jesús oraba principalmente por otros
—Cristo estaba conti-
nuamente recibiendo del Padre a fin de poder impartírnoslo. “La
palabra que habéis oído—dijo él—, no es mía, sino del Padre que
me envió”. “El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para
servir”. El vivió, pensó y oró, no para sí mismo, sino para los de-
más. De las horas pasadas en comunión con Dios él volvía mañana
tras mañana, para traer la luz del cielo a los hombres. Diariamen-
te recibía un nuevo bautismo del Espíritu Santo. En las primeras
horas del nuevo día, Dios lo despertaba de su sueño, y su alma y
sus labios eran ungidos con gracia para que pudiese impartir a los
demás.—
Palabras de Vida del Gran Maestro, 105
.
El ejemplo de Cristo muestra a los ministros cómo encarar
los embates
—¿Son tentados y fieramente abofeteados por Satanás
los ministros de Cristo? También lo fue Aquel que no tuvo pecado.
Cristo, nuestro ejemplo. se acercó a su Padre en esas horas angus-
tiosas. Vino al mundo para proveer un medio donde pudiéramos
encontrar gracia y fuerza para cada momento de necesidad, siguien-
do su ejemplo de oración ferviente y frecuente. Si los ministros
de Cristo imitaran ese modelo serían imbuídos de su espíritu y los
ángeles les servirían.—
The Review and Herald, 19 de mayo de 1885
.