Página 34 - El Ministerio Pastoral (1995)

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El Ministerio Pastoral
niones. Tenemos un mensaje mundial. Los mandamientos de Dios y
los testimonios de Jesucristo son la carga de nuestro trabajo. Tener
unidad y amor los unos por los otros es la gran obra que hay que
desempeñar ahora. Hay peligro de que nuestros ministros se extien-
dan demasiado en las doctrinas, predicando demasiados discursos
sobre asuntos de disensión, cuando sus almas necesitan una santidad
práctica.—
Manuscript Releases 15:23
.
Predicar una verdad irrefutable puede tornar al predicador
demasiado autosuficiente y muy engreído
—Tenemos el más so-
lemne mensaje de verdad que jamás haya sido enviado al mundo.
Esta verdad es más y más respetada por los inconversos porque no
puede ser refutada. En vista de este hecho, nuestros jóvenes llegan
a ser autosuficientes y muy ingreídos. Ellos toman las verdades
que han sido descubiertas por otras mentes, y sin estudio u oración
ferviente se enfrentan con oponentes y se meten en disputas, partici-
pando con discursos sagaces e ingeniosos, haciéndose ilusiones de
que están haciendo el trabajo de un ministro del Evangelio. A fin de
estar capacitados para la obra de Dios, estos hombres necesitan una
conversión tan cabal como la que Pablo experimentó. Los ministros
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necesitan ser verdaderos representantes de la verdad que predican.
Ellos deben tener una vida espiritual más profunda, caracterizada
por una mayor simpleza.—
Testimonies for the Church 4:446
.
Aquellos que proclaman que la iglesia es Babilonia desvían
dinero de un canal de utilidad hacia un canal del mal
—Los que
defienden el error dirán: “El Señor dice”, “cuando el Señor no ha
hablado”. Testifican una falsedad, y no la verdad. Si los que han
estado proclamando el mensaje de que la iglesia es Babilonia hu-
bieran usado el dinero gastado para publicar y hacer circular este
error, en edificar en lugar de destruir, habrían hecho evidente que
son el pueblo al cual Dios dirige. ... Si los que han hecho esta clase
de trabajo hubieran sentido la necesidad de contestar la oración que
Cristo ofreció a su Padre inmediatamente antes de su crucifixión,
de que los discípulos de Cristo fueran uno como él y el Padre lo
son, no estarían gastando medios que le son confiados y que tanto
se necesitan para hacer progresar la verdad. No estarían gastando
precioso tiempo y capacidad para diseminar el error, haciendo nece-
sario que los obreros dediquen su tiempo para contrarrestar y anular